“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 19 de marzo de 2013

Pordioseros

Estoy hasta la narices de las noticias sobre el Papa, se llame este Francisco, Jerónimo o Wenceslao. Una cosa es que se informe sobre la elección del nuevo encargado de la secta, y otra que se digan chorradas, una detrás de otra. Que si antes de ser Papa viajaba en metro, que si se hacía la comida y que si vivía en un apartamento pudiendo vivir en un palacio. Majaderías. Eso lo hacen todos los días millones de personas en el mundo y no aparecen  en ningún periódico. También han hablado ad náuseam de su sencillez por no llevar ni armiño ni oro en su primera aparición desde el palco del estadio (como el del Bernabéu)  del Vaticano. Gilipolleces. Lo normal es que desde el Papa hacia abajo, todos los religiosos vivieran como pordioseros, para hacer honor a esa palabra y al oficio al que se dedican. ¡Por Dios! La noticia y las críticas deberían ser por vestir trajes que cuestan un huevo y zapatos que cuestan  otro huevo, que viajen en cochazos o que viven en mansiones, por las que, además, no pagan un céntimo en impuestos. La falta de nada relevante que contar durante las horas y horas de cobertura de la fantochada del cónclave, ha llevado a los miles de periodistas acreditados, a llenarnos la cabeza con detalles sin interés sobre el número y los nombres de las monjas que limpian el Vaticano y le hacen la cama al Papa, el afilador de la punta de la lanza de la guardia suiza o el proveedor de bonetes y  gayumbos de la curia. Todas esas chorradas en lugar de cuestionarse que el Papa, elegido por menos de un centenar de secuaces (más o menos como Arrufat para ser alcalde de La Cerollera o presidente de la Diputación de Teruel), tenga la consideración de jefe de Estado, cuando lo adecuado sería que la actividad de la  Iglesia estuviera encuadrada en el gremio del espectáculo, no sé si en la sección de circo o de teatro. Es vergonzoso que una televisión pública haya dedicado tanto tiempo y haya enviado a tantos enviados especiales para cubrir un acontecimiento que consiste en esperar a que salga humo negro o gris por una chimenea y mientras, dedicarse a repetir una y otra vez las mismas tontadas.

Evaristo Torres Olivas
Reunión de pobres en su humilde chabola

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estos últimos artículo tuyos sobre el tema del nuevo mandamás del Vaticano son muy buenos, amenos, con gracia, dices muchas verdades y visto el bombardeo mediático sufrido yo diría que hasta saludables.
La casta política, la casta cardenalicia, la casta de los ricos...todo sigue como siempre.

ARB