Evaristo Torres Olivas
miércoles, 27 de febrero de 2013
Aduladores
Hay dos tipos de lameculos. Está el pelota de nacimiento que
se arrastra y se humilla porque lo lleva en los genes. No puede evitarlo. Es
como el que nace gracioso o el que mide uno noventa. No es servil para obtener nada a cambio, e
incluso puede obtener algún perjuicio
como en el caso del escorpión y la rana, esa fábula atribuida a Esopo, en la
que el alacrán no puede evitar picarle al batracio y ahogarse, porque esa es su
naturaleza. El lameculos genético es
irresponsable, en el sentido de que no se le puede exigir responsabilidad;
actúa de acuerdo con los automatismos
programados en su cerebro. Inspira lástima. No es ese el caso del lameculos interesado:
el que adula y serpentea para obtener un beneficio. Su comportamiento bajo, vil
y despreciable es premeditado, calculado. No le importa cubrirse de mierda y
perder la dignidad si con ello obtiene una ganancia. El lameculos interesado
suele ser una persona mediocre, de pocas luces, que por méritos propios difícilmente
alcanzaría lo que ambiciona y recurre al
baboseo para conseguirlo. Entre los políticos abunda ese espécimen. Los
lectores habituales de este blog recordarán las columnas que le dedicaba a
Yolanda Casaus, diputada del PSOE, por su actitud servil ante Zapatero (el
mejor presidente que ha tenido España llegó a decir). Con Yolanda y Zapatero fuera de juego,
afortunadamente, el relevo del peloteo abyecto lo ha tomado en nuestra provincia
la concejala del PP en el Ayuntamiento de Teruel, Rocío Féliz de Vargas. En un
extenso artículo de opinión en el Diario de Teruel de ayer, titulado España
tiene futuro, se dedica a darle jabón a Rajoy. Pero no lo hace con aportaciones
y análisis propios sino repitiendo palabra por palabra lo que dijo Rajoy en el
debate de la semana pasada. No hay ni un gramo de cosecha propia. Recita las
salmodias, mantras y aleyas del libro gordo del PP y del profeta Mariano. Pero
lo hace igual que las gentes de los pueblos, casi todos analfabetos, que recitaban las oraciones, cuando la misa
era en latín, sin tener ni repajolera
idea de lo que decían. ¿Y por qué llega
se llega a ese nivel de servilismo? Para seguir cobrando del erario
sin merecerlo.
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A samugazos
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