Mucho se ha hablado de la entrevista de Hermida al rey. Que
si más que una entrevista era un
publirreportaje. Lo era. Que si de los 22 minutos que duró la entrevista, quince los consumió Hermida. Así fue. Que si lo de Hermida no tiene
nombre, con tanto baboseo de señor, majestad y otras chorradas. Cierto. Yo,
a un tío de mi edad o que me trata de tú, le contesto de la misma manera. Que si
el poco o mucho prestigio que pudiera tener don Jesús (Hermida), lo perdió
accediendo a una entrevista amañada, en la que no solamente se le prohibió
preguntar sobre los elefantes africanos y el marido de la chica, sino que se editó, se repitieron cuantas veces
fueran necesarias las respuestas del rey,
se cortaron los planos, se insertaron vídeos, etc. Así fue. Hermida, en
poco más de 20 minutos, fue capaz de enseñarnos todo lo que nunca debe hacer un
periodista. Que si el “juntos podemos” pronunciado por el rey es un burdo
plagio del yes, we can de Obama.
Verdad. Pero apenas se ha hablado de
algo que para mí es lo más destacado: la falta de autoridad del rey. No me
refiero a la autoridad coactiva, a la del guardia civil con pistola o a la del
padre que impone su criterio a hostia limpia. De esa autoridad del ordeno y
mando, de la jerarquía castrense o del modelo familiar machista no quiero saber
nada. La autoridad de la que hablo es la del respeto que se le tiene a ciertas
personas porque destacan en un campo del saber, por su trayectoria ejemplar. Es
el respeto a la autoridad de un profesor que supo hacernos amar una asignatura,
al médico que curó a un familiar desahuciado, al político que cumple sus
compromisos, sean cuales sean las circunstancias. Decimos que un profesor es
una autoridad en su asignatura, un médico, una autoridad en su especialidad y
un político, una autoridad moral. Por eso los respetamos. El rey, sin embargo,
no es una autoridad en nada. Intelectualmente es muy limitado: su discurso es
elemental; su trayectoria, y no solo por los elefantes, es de todo menos
ejemplar. Una autoridad es alguien a quien percibimos como un ejemplo, un guía,
un modelo. Y el rey no es ni ejemplo, ni modelo ni guía.
Evaristo Torres Olivas
3 comentarios:
Verás. Yo hice un firme propósito de ver la entrevista, en podcast, y me resultó imposible terminar por varias razones:
1- El arreglo-amaño de la entrevista. Se nota que volvemos al pasado más rancio.
2-Tanto baboseo por parte de Hermida me indignó sobremanera. Un tratamiento trasnochado e igual que reverencial hasta en la postura del periodista.
3- El derroche de verbo en la boca del rey: PATÉTICO.
4- El contenido de las respuestas: como el de los políticos de los que nos quejamos,es decir, NULO, "hemos hecho cosas...ha habido cosas....se han hecho muchas cosas....muchas cosas quedan por hacer". Sin concretar nada.
Resumiendo: después de mucho esfuerzo por mi parte y bastante mala leche, me quedaría dormida sobre el minuto 12.
Mi valoración:INFUMABLE
Yo no quise verla. Sabía que todo era propaganda de dicha institución.Y estoy hasta los mismos...de que se diga que gracias al rey se hizo la transición, que el 23 de febrero abortó el golpe de Estado(salió a la 1´30 de la madrugada cuando la toma del congreso fue a las 6´30 de la tarde)¿Porqué no salió a las 7 de la tarde? Este pais está lleno de tontos.
Muy de acuerdo con todo
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