“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 23 de noviembre de 2012

Curiosidades

El fin de semana pasado estuve en Zaragoza. El domingo por la mañana, paseando por el centro de la ciudad, me puse a mirar escaparates y a  leer las placas de los portales y los rótulos en las fachadas de los negocios. Y a fotografiar todo lo que me resultaba curioso.  Como por ejemplo, la casa de comidas a la que nunca invitarían a la familia real: La Republicana. A escasos metros de ese establecimiento,  están la farmacia de don  Manuel Plaza Mayor y la peluquería de Pascual Sebastián, que además de cortar el pelo de los caballeros celebra tertulias . Tal vez a esas tertulias asistan gente distinguida, como el agente de seguros exclusivo, don Roberto Azanza o Francisco,  el hermano notario de Manuel Pizarro y nieto de un general con malas pulgas que llamaba de tú a Franco. Curiosa resulta la mezcla de saberes de la doctora Isabel Lasso: especialista en otorrinolaringología, medicina naturista y obesidad. Una mujer con olfato. Dos placas nos muestran cómo cambian las cosas con el tiempo: una antigua, gastada, de doña Conchita Ortega, corredor de seguros, y otra, con grafía mucho más moderna, de una corredora de lo mismo, llamada Tremps.  Hemos pasado de corredor a corredora, que es más correcto. Lo que no está tan bien es ejercer una profesión seria y ponerse de nombre Conchita; como tampoco estaría bien que el jefe de Neurocirugía de un hospital se llamara don Pepito o la directora de una central nuclear fuera doña Charito. Y mucho peor está que en un escaparate frente al Pilar se anuncien tortas de beato y tetas de monja. En ese lugar lo que corresponde es vender uniformes de cura, con la moda otoño-invierno en camisas negras y kits de celebrar misa. Los que no tienen perdón de Dios son los responsables de un centro de formación y atención a personas sordas: el cartel que anuncia sus servicios está infestado de faltas de ortografía; colocan las mayúsculas al buen tuntún. Pero todas estas curiosidades no son nada comparado con  las dos bombas colgadas en una columna en el interior del Pilar. Tal vez dentro de poco veamos a los curas celebrar misa con dos pistolas.

Evaristo Torres Olivas
 

 











Las dos últimas fotos no son mías sino copiadas de internet

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