“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 26 de noviembre de 2012

Los premios


Que a uno le den un premio debe de ser una cosa buena. A mí nunca me han dado ninguno pero me lo imagino. Claro que, si se piensa bien, no todos los premios producen la misma satisfacción. Depende de qué premio sea y quién te lo da. Hay personas,  quienes reciben muchos premios, que se pueden permitir rehusar alguno. Como el escritor Javier Marías, que hace unas semanas rechazó el Premio Nacional de Narrativa. En este caso, Marías lo rechazó porque quien lo concede es el Ministerio de Cultura. Y con un tipo como Wert al frente, la verdad es que salvo que se necesiten los veinte mil mortadelos del premio, que no es el caso de Javier Marías, debe de dar un gustazo enorme espetarles a ciertas personas que se metan el galardón por el orto, como dicen los argentinos. Quien no rechaza ningún premio es nuestro incombustible José Ángel Biel. El PAR de Alcañiz crea un premio para celebrar el VI centenario de la Concordia de Alcañiz y no se le ocurre otra cosa que, en su primera edición, dárselo a Biel. Para que todo quede en casa. No sé si habrá sido una imposición del presidente del PAR, que es el propio Biel, o una decisión de los aduladores del partido en Alcañiz, para escalar puntos en la organización. Sea cual sea el método empleado, es una vergüenza. Una manera muy efectiva para desprestigiar un premio desde su nacimiento. ¿Qué diríamos si un premio literario se entregara al hijo del dueño de la editorial que lo concede, o que el premio Príncipe de Asturias de lo que fuera se lo entregara el príncipe a sí mismo o a su padre? Nos quedaríamos turulatos. Por varios motivos: porque es imposible que esos personajes destaquen en nada; porque no se puede ser juez y parte; y porque queda poco elegante crear un premio y dárselo a uno mismo. Pero a Biel y sus muchachos esas menudencias no les importan. Ellos son de los de moler gordo. En definitiva, que el premio Concordia de Alcañiz ha empezado muy mal su andadura. Estaría al mismo nivel de prestigio que el Premio Urdangarin a la Ética Empresarial, si es que a alguien se le ocurriera  instituir tal engendro.

Evaristo Torres Olivas


El burro mal esquilado.....

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La foto... grande.

Pues sí, faltan adjetivos para describir el entregar un premio al jefecillo de quien lo entrega.

También hay que señalar que, como en otras ocasiones, algunos comentarios en el Diario de Teruel digital o no los publican o lo hacen cuando la entrada ya ha caducado o está a punto de hacerlo.
Es algo ya habitual.

Hay cosas que nunca cambian.

Pablo dijo...

La única explicación que le veo es que lo hagan en clave de humor, para que en estos tiempos tan malos para todos la gente se ría un poco.
Y lo cierto es que Alcañiz le debe mucho a Biel, aunque más nos debe éste al resto de aragoneses.

Anónimo dijo...

Va de anacoluto:
No estoy de acuerdo con aquello que dijiste de que Lázaro Polo era un hombre culto. Las personas cultas insultan con elegancia y estilo, lo que dice marchamo. Los insultos que a ti te dirigió en el DdT eran bastos y soeces, sin gracia alguna. Legrá era un gran boxeador, Urtain solo daba mamporros.

Anónimo dijo...

Deja que los muertos entierren a sus muertos.