Un amigo que fue compañero de Vicente Guillén en el colegio Las Viñas de Teruel, me comentaba en una cena hace unos días que el recuerdo que conserva de Vicente Guillén es el de “un chaval que no sabía jugar al fútbol y quería ser siempre el capitán del equipo. Un chulito”. Así lo define mi amigo. Un chulito. Me parece acertada la descripción. Por lo visto, don Vicente ya apuntaba maneras desde la adolescencia. No sé si conseguiría ser capitán del equipo de fútbol del colegio, sin saber jugar al fútbol, pero lo que sí ha conseguido es ser capitán del PSOE de Teruel siendo un político mediocre. Y sigue siendo un chulito. Una característica que comparte con otros políticos turolenses de baja estatura. Miguel Ferrer, cuando era alcalde de Teruel, caminaba por las calles de la ciudad con el cuello estirado y aire marcial. Y Vicente Larred, otro de baja estatura física y política a quien, desde que su partido perdió las elecciones, también le gusta desfilar con chulería en todos los actos, ya sea la pantomima de la jura de bandera o las manifestaciones de los sindicatos. Pero el chulito más chulo es Guillén, especialmente cuando se siente protegido por los primos de zumosol de su partido. Y para comprobarlo basta leer los textos de su blog, sus tribunas en el Diario de Teruel o sus intervenciones en ruedas de prensa y mítines. En todos ellos destaca por los mismos motivos: no sabe regatear ni dar pases en profundidad; no tiene velocidad ni reflejos; es individualista y siempre está mal colocado; especialista en la zancadilla y el juego sucio. Los personajes chulitos y marrulleros, nos producirían risa si no fuera porque en sus manos ponemos el dinero de nuestros impuestos. Y sus decisiones han contribuido a que en este país tengamos aeropuertos sin vuelos, financiados por cajas de ahorros arruinadas por políticos que se han adjudicado indemnizaciones y pensiones millonarias; y también han contribuido a que tengamos la tasa de desempleo más elevada de la UE y a que los mercados, esos ogros sin corazón, nos pongan en riesgo con la prima; y a que Frau Merkel nos envíe al cobrador del frac para asegurarse de que vamos a pagar nuestras deudas. Que se jodan los parados pero que cobren los bancos. “Gutentaje, aufidersen y chuligó”, que dirían Marcelino y la Miguela.
Evaristo Torres Olivas
Larred, más chulo que un ocho, en la jura de bandera de pacotilla del pasado mes de mayo
1 comentario:
Esta foto de Larred es impagable. ¿Porque no le colocas, en plan adjunto, esa otra de la mani en la que va con polo rojo y pegatinas de CC OO y UGT? Daría una excelente de lo camaleónico del personaje.
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