Cuando a los políticos mediocres se les cuestiona su idoneidad para el puesto que ocupan, su respuesta es siempre la misma (y la única que se puede esgrimir): que han sido elegidos democráticamente. Desde un punto de vista legal, es así. Cualquier político que aparece en una lista electoral y es elegido por los votantes, ocupa su puesto legítimamente. Pero si analizamos bien el sistema, veremos que la elección por los ciudadanos no es garantía de nada ni convierte a un político pésimo en una eminencia. Para que un sistema de elección, ya sea de diputados, de manzanas o de impresoras de chorro de tinta, pueda calificarse de eficiente, justo y transparente, el ciudadano y el comprador han de tener acceso a toda la información. No se debe comprar una banasta de manzanas mirando solamente las manzanas de la capa de encima ni una impresora fijándose solamente en la parte estética y descuidando las especificaciones técnicas, precios de los cartuchos, etc. Sin embargo, elección tras elección, votamos a los políticos en función de los nombres—manzanas—que aparecen los primeros en la lista—banasta— y con frecuencia nos fijamos más en el aspecto externo—estética—que en la trayectoria académica y profesional—especificaciones técnicas—de los candidatos. En el caso de las manzanas y de las impresoras de chorro de tinta, si nos dejamos engañar, la culpa es nuestra porque antes de comprar podemos comprobar si todas las capas de manzanas son idénticas y leer el libro de especificaciones de la impresora. Sin embargo, cuando se trata de elegir políticos, ni los programas de los partidos ni la propaganda incluyen historiales detallados de la trayectoria de los candidatos. Si no me creen, y para no salirse de nuestra región, busquen un currículum detallado de nuestros políticos aragoneses. Intenten encontrar algo que ocupe más de una página sobre Marcelino Iglesias, Eva Almunia, Manolo Blasco, Carmen Pobo, etc. Simplemente no existe. Mi hija, para que le den un trabajo de mierda de trescientos euros al mes, ha de presentar un historial de cinco páginas, donde detalla las dos carreras que estudió, el máster, el dominio de tres idiomas, los cursos y seminarios a los que ha asistido, y los logros conseguidos en sus anteriores empleos. A los políticos, para llevarse más de cien mil euros al año, con dos líneas de currículum es suficiente. Y no precisan saber inglés. Ni informática. Que se lo pregunten a Carmen Pobo, sin ir más lejos. Su elección podrá ser legal pero es injusta. Además de ineficiente. Si queremos cambiar este país, empecemos por reformar el sistema de elección de los que han de liderar el cambio.
Evaristo Torres Olivas
Los líderes del cambio no pueden ser siempre los mismos
2 comentarios:
Y por qué, tenemos que elegir a gente mas mediocre que nosotros, para liderar nada?
Es que nosotros no somos capaces?
No deberíamos permitir el secuestro de nuestra voluntad democrática cada 4 años.
La liturgia de esta democracia esta algo trasnochada.
Lo que necesitamos es más DEMOCRACIA.
Los conocimientos técnicos de una materia, aun en el caso de que sean ciertos y acompañados por la experiencia, no garantiza que esas personas al mando no sean igual de cabrones que los de ahora (y los de siempre).
Ocúpemonos entre todos de los asuntos de todos, sin delegar.
Y ya iremos preguntando y contrastando las cuestiones técnicas y decidiendo según veamos.
Políticos = parásitos.
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