“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 29 de junio de 2012

El populista Guillén (I)

Voy a dedicarle media docena de columnas a otro de nuestros políticos vitalicios: Vicente Guillén. Guillén habla mejor que Arrufat. Lo que no es decir  gran cosa. Yo creo que el 99 por ciento de los españoles hablamos mejor que Arrufat. Todo esto viene a cuento del rifirrafe de diputado Guillén con la ministra Báñez en el pleno del Congreso del pasado día 20 de junio acerca de los recortes en las ayudas a la minería. Los que lean este blog sabrán que a la ministra Báñez, la que quiere arreglar la crisis con la intervención de la virgen el Rocío, no le profeso mucha admiración. A decir verdad, no le profeso ninguna. Pero no tengo más remedio que darle la razón cuando llama a Guillén populista. A mí, que soy seguidor de Vicente Guillén, de sus obras y milagros, de su blog, sus escritos en el Diario de Teruel y de sus intervenciones públicas, me parece que la ministra se ha quedado corta. Guillén además de populista en sentido negativo (decir algo en tono mitinero y alborotador destinado a ganar la simpatía de la población, particularmente si posee el derecho al voto, aunque la trayectoria y los actos de quien lo dice sean contrarios a lo que ahora afirma), es, además de populista, muchas más cosas (y ninguna buena): manipulador, irascible, pagado de sí mismo, chuleta. En la interpelación en el citado pleno del Congreso, le suelta a la ministra que los del Gobierno del PP han “condenado al cierre a unos territorios que han vivido, que viven y que quieren vivir de la minería del carbón”. Que  han vivido del carbón está claro. Que viven, la verdad es que cada vez menos, y  que quieren vivir de la minería del carbón, no es cierto. El trabajo de minero es duro, peligroso, desagradable. No creo que haya mucha gente que tenga vocación de ser minero, como no la hay que quiera ser desatascador de alcantarillas, exterminador de ratas o desactivador de bombas. Lo que piden los mineros, y con toda razón, es que se les ofrezcan alternativas a la desaparición de la actividad minera. Los mineros y sus familias, al igual que el resto de la población, tienen la fea costumbre de querer comer todos los días, y para ello necesitan trabajar. Y un Gobierno no puede condenar a unos territorios deprimidos a que se hundan todavía más. Pero los populistas como Guillén prefieren contarlo a su manera, con su discurso populachero . 

Evaristo Torres Olivas

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