“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 15 de mayo de 2012

La jura de bandera civil (IV)

Para otras cosas no habrá perras pero para hacer el canelo desfilando por la plaza del Seminario, las que hagan falta. Y todo para que un puñado de nostálgicos, ciento dieciocho exactamente, hombres y mujeres, jueguen a soldaditos y escenifiquen una jura de bandera. Están en su derecho, pero no con mi dinero. Traer a una compañía de soldados con sus metralletas, a un puñado de jefes con la pechera cubierta de pins, cuesta una pasta. Si a eso sumamos los gastos de la policía nacional y local de servicio un domingo y los gastos de políticos con sus coches oficiales y sus chóferes oficiales y le sumamos el ágape o comida o el vino español o lo que sea que se zamparan, la cosa sale por un ojo de la cara. Unos días antes, en los Pozos de Caudé, también nos reunimos unos cuantos para honrar la memoria de los asesinados por los esbirros de Franco y sus secuaces. Tal vez en ese acto habría estado bien que una representación del ejército de la democracia rindiera homenaje a los españoles y españolas fusilados y cubiertos de cal. También habría sido de agradecer la presencia del alcalde, la presidenta de la Diputación y otras “autoridades”. De la derecha, en Caudé no había ni un solo representante. Del PSOE, sí, pero nada que ver con su presencia en la jura de chichinabo de la plaza del Seminario. En los Pozos estaban diseminados entre la gente, con vaqueros y de trapillo y en la jura de bandera de la señorita Pepis, estaban en primera fila y con sus trajes de gala: Javier Velasco,  Vicente Guillén, Mayte Pérez, Vicente Larred y otros muchos. Tampoco estuvo en Caudé el obispo pero sí en la jura civil, acompañando a los políticos y a los de pecho cubierto de pins (o pines). Y en Caudé tampoco hubo un general o un coronel para arengar al personal. Habría sido hermoso escuchar de sus labios que el ejército debe someterse al gobierno legítimo de la nación y dejarse de sublevaciones, levantamientos y sanjurjadas. También habría estado bien escuchar al obispo pedir perdón por el apoyo que prestó la Iglesia a la causa del dictador Franco.  En la plaza del Seminario juraron bandera ciento dieciocho ciudadanos. En Caudé, más de mil ciudadanos fueron asesinados y arrojados a un pozo.

Evaristo Torres Olivas
Foto:Evaristo Torres
Vicente Guillén y Mayte Pérez, de tiros largos

Foto: Evaristo Torres
Javier Velasco y Mayte Pérez, con el traje de las bodas

Foto: Evaristo Torres
Coleccionistas de pins (o pines)
Foto:Evaristo Torres
Moza del reemplazo del 51 jurando bandera

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estás muy acertado como siempre ¿como los mandamases del PSOE juran la bandera nacional? porque con Zapatero perdieron el norte y aun no lo han encontrado, dicen defender lo público pero todos sus planes de pensiones son privados y la acumulación de riqueza es de derechas no de izquierda. Por cierto cuando el Obispo o cualquier cura pedirá perdón por las atrocidades que cometierón, dando cobijo al Dictador o mejor dicho al asesino, roba niños, fusilamientos sin procedimiento, etc, ¿Cúando un cura irá con un cubito de agua bendita y la derrame en los pozos de Caudé donde también había creyentes y ahora no pueden subir al "cielo" ? ¿por qué la iglesia no sabe perdonar?

Anónimo dijo...

Cubito de agua bendita. ¡Qué invento pa los cubatas! Es cojonudo este bloj, zanorio.

Anónimo dijo...

Completamente en desacuerdo con lo tocante a las "visitas pendientes" a los Pozos.
Allí sobran los militares de la "democracia", sobra todo cargo del Psoe -público o del partido-, sobran sacerdotes de cualquier confesión.

Allí lo único que harían es escarnio, estorbo... ensuciar el entorno con su presencia.

El ejército democrático no existe. Sólo el pueblo en armas.

Bastante repugnante es cuando me ha tocado ver a Velasco o algún otro cargo del Psoe cantando la internacional (sera la internacional capitalista, digo yo...) en los Pozos, como para insultar aún más a los muertos de unas y otras ideas allí enterrados.

Eto dijo...

Yo creo que el pueblo en armas también sobra. Sobran las armas, no el pueblo.

Anónimo dijo...

El pueblo en armas sobra si no tiene nadie de quien defenderse, a eso me refería... .
No soy yo belicista, precisamente.