Echen un vistazo a las fotos. Miren la cantidad de soldados y de políticos. Y todo para satisfacer el capricho de 118 personas que querían jurar bandera. Si al menos se nos hubiera dado la oportunidad de renegar o “desjurar” a los que en su día tuvimos que besar la bandera a la fuerza. Y ya que el obispo estaba cerca también se podría haber aprovechado para “desbautizar” y “descomulgar” a los que nos bautizaron y nos hicieron comulgar por cojones, porque en aquellos tiempos, que no te bautizaran o que no hicieras la comunión era una fuente de problemas serios para la familia. Y de todas formas, estando en medio de una crisis terrible, donde se recortan los presupuestos de sanidad y de educación, ¿no habría bastado un sargento y un soldado para sujetar la bandera en lugar de semejante despliegue? ¿Eran necesarios tanta banda de música, tanto soldado con metralleta y tanto político? ¿No se ha dicho siempre que quien quiera caprichos que se los pague? ¿Por qué, entonces, a estos 118 ciudadanas y ciudadanos les ha salido gratis el antojo? Que para querer a tu país y a tu gente no hace falta tanto parajismo. Que la presidenta de la Diputación, doña Carmen Pobo Sánchez, en lugar de colgar la foto de su jura de bandera en la web de la Diputación, para demostrar que es muy patriota, tal vez lo fuera más si en lugar de acumular cuatro cargos públicos, se conformara con uno y dedicara más tiempo a su formación y a mejorar su deficiente oratoria. O a hacer de la diputación que preside una institución más transparente, porque según el informe de Transparency International, la diputación de Teruel, junto con la de Toledo, ocupa el último lugar en el ranking de transparencia. Cuanto más mediocre es un dirigente, más necesidad tiene de participar en actos absurdos como juras de banderas, bautizos de perros, fiesta del bocadillo gigante o cumpleaños de la vaca Paca y del cochino Gabino. Saben que al día siguiente, el periódico local les sacará en portada “presidiendo” o “inaugurando”, las únicas actividades para las que están capacitados ya que no requieren hacer nada, solamente estar y como mucho leer unas palabras que ha escrito otro.
Evaristo Torres Olivas
Foto: Evaristo Torres
El fusil y la trompeta
Foto: Evaristo Torres
¡Izquierda, derecha, izquierda!
Foto: Evaristo Torres
¡Con dos cojones!
Foto: Evaristo Torres
El poder eclesiástico y el militar
Foto: Evaristo Torres
El poder que faltaba: el de Blasco
No hay comentarios:
Publicar un comentario