Evaristo Torres Olivas
miércoles, 4 de abril de 2012
Esgarramantas
He llorado de emoción al leerla. Soy un sentimental. El Heraldo de Aragón del día 31 de marzo publica una noticia de agencia con este titular: “Un diputado del PSOE en el Congreso renuncia al escaño al no sentirse “útil””. Se llama Luis López y es de Almería. Entro en la página de La Voz de Almería y allí leo la carta en la que don Luis explica los motivos de su renuncia. Aunque sea algo extenso, no me resisto a transcribir una parte de las palabras del ciudadano Luis López: “No todos valemos para todo. Cada persona puede desempeñarse mejor en una tarea que en otra. ¿Para qué sirve el desempeño de un cargo público si no resulta útil o provechoso para quienes te han designado o elegido, para quienes te han encargado que los representes? Yo no me he sentido útil, ni capaz de llegar a serlo, como diputado, lo que me ha hecho encontrarme muy a disgusto, muy incómodo conmigo mismo; sobre todo teniendo la certeza de que hay personas que pueden ser más competentes y provechosas”. Si hubiera más personas que pensaran de esa manera, tal vez nos fuera mejor. No puedo dejar de pensar lo bien que nos iría en Teruel si algunos de los parlamentarios, como Guillén, que llevan mil años de calientaescaños en el Senado y en el Congreso, hubiera dicho hace diez años que se iba porque se sentía un inútil. O el censor Arrufat, con otros mil años de escaldasillas o la auxiliar de jardín de infancia Pobo, con siglos de chamuscasillones, o la senadora sin oficio ni beneficio Iranzo, o el alcalde/senador Blasco, o…. No es frecuente que un político se baje del pedestal en el que él mismo se ha subido (porque si hay algo cierto es que el ego de los políticos está por las nubes). En este Teruel nuestro no nos inmutamos si a uno que no tiene ni los estudios primarios lo nombran responsable de nuevas tecnologías o a un pintor de brocha gorda, delegado en el Museo Provincial. Qué más da. El objetivo de un político no es servir a la comunidad sino servirse de ella. Los comportamientos de las personas como don Luis llaman la atención por inusuales. Lo frecuente en política no es encontrarse con personas sensatas y honestas sino con “esgarramantas” y soplagaitas.
Evaristo Torres Olivas
Evaristo Torres Olivas
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A estacazo limpio
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5 comentarios:
¡Qué le concedan la medalla a la honestidad, qué lo condecoren, que le hagan un monumento! Si no existe esa distinción que se cree, serviría para laurear a los políticos honestos. No sería muy costosa; el premio se quedaría desierto un año sí y otro también.
Si todos los diputados inútiles de las Cortes de Aragón hicieran lo mismo en la Alfajería no quedaban cuatro gatos.
En referencia al comentario anterior:
Dos leones se escapan del zoo de Madrid y van a vivir a Zaragoza. Quedan en verse al cabo de un año.
Cuando se juntan el uno está enjuto y seco, como una raspa de sardina. El otro gordo y seboso. Le pregunta el gordo al otro: Leoncio ¿cómo es que estás así? y Leoncio le contesta que sale por las noches a mirar en las basuras y tiene que pelearse por la comida con humanos, unas veces se lleva un cacho pan, otras ni eso. Durante el día vive escondido.Leoncio le pregunta a su compañero: ¿Y tú, cómo te conservas tan hermoso y jovial?. Pues verás, le responde el compañero, el día que nos separamos me fui al último piso de la Aljafería. Cuando tengo hambre salgo y me como a un diputado o a un funcionario y luego vuelvo a esconderme. Total, ¡Nadie los echa de menos!
¿Se pueden contar chistes?
Sólo si son buenos.
... y este diputado se va, porque a uno entre un millón le tenía que dar cargo de conciencia, y deja paso a otro con más jeta que él y dispuesto a no soltar el sillón ni con agua caliente... .
Ser honrado y tener un cargo electo, de asesor de libre designación o alto cargo político por nombramiento es algo imposible.
Mientras nos empeñemos en la cuadratura del círculo, seguiremos pasándolo mal, aquí y en Laponia.
La naturaleza del ser humano impide que, teniendo algún tipo de poder, no se corrompa. Ignorar esto es condenarnos a todos.
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