No lo puedo remediar, se me revuelven las tripas cada vez que lo veo. Hablo del censor Arrufat. Del veterinario que un día descubrió que en la política se curra poco y se cobra mucho y decidió cambiar de oficio para siempre. En los últimos cinco años, desde que estoy en Teruel, he asistido a casi todas las protestas, manifestaciones, concentraciones u otros actos convocados por asociaciones, partidos y sindicatos. Y nunca he visto a Arrufat. Miento, lo vi una vez, en la plaza de San Juan, en un acto para apoyar al juez Garzón. Mientras los cuatro gatos que nos reunimos en el centro de la plaza escuchábamos el manifiesto que leyó José María Martínez, Arrufat y algún otro socialista merodeaban por los porches. Estaban sin estar. Sí pero no. La puntica solamente. Pero en ningún otro sitio lo vi, fuera de sus desastrosas intervenciones en el Museo Provincial o en las igualmente impresentables presentaciones de la revista Turia. Y ahora que ya no manda ni ejerce de censor en el Diario de Teruel, aunque siga cobrando del Estado por sentarse en un cómodo sillón del Senado, ha decidido jugar a ser de izquierdas y aparece fotografiado junto a los sindicalistas y a los dirigentes de otros partidos que siempre han estado dando el callo cuando Arrufat toreaba en la Diputación y salía todos los días retratado en el Diario cortando cintas o presidiendo reuniones de lo que fuera, que don Antonio no reparaba en gastos con dinero público a la hora de montar el belén para inaugurar una pista de petanca o hacer como que plantaba árboles en mi pueblo. A cualquier parte y para cualquier chorrada se desplazaba con cochazo oficial, chófer oficial y secretario oficial (el alcalde de Ojos Negros). Y después comida oficial con vino oficial. Todo de gañote. De gorra. Por el morro. Gratis total. Y ahora que su partido ha obtenido los peores resultados de la historia quiere hacerse el proletario, el obrero socialista. Me cuesta entender cómo los demás que aparecen en la foto se dejan fotografiar junto a Arrufat. A mí, sólo de verlo, se me revuelven las tripas. Me están entrando arcadas. Creo que voy a vomitar.
Evaristo Torres Olivas
Los de siempre y un oportunista(segundo por la izquierda, con pantalón claro y anorak oscuro)
5 comentarios:
Eso es lo grave, que entre el resto de las personas que aparecen con este pájaro en la foto, no hay nadie dispuesto a decirle a Arrufat y su partido: "vete a tomar... "
Y eso es muy preocupante.
Todavía hay mucha gente que se deja arrastrar a convocatorias y manifestaciones que, sin ser convocadas por el Psoe, todo el mundo sabe que "está" -en mayor o menor medida-.
Si las demás organizaciones no saben, o no ven, que el Psoe niega y ensucia lo que de bueno pueda tener, p. ej., protestar contra la reforma laboral (que es lógico, porque es un atropello intolerable), mal. Si lo saben, peor aún, porque entonces se está haciendo un daño deliberado a la justa reivindicación para tumbar un reforma laboral a la que sólo le fata legalizar el látigo y las cadenas.
Habrá pues que mirar muy mucho porque todas estas personas insisten una y otra vez en salir del brazo con el Psoe en cuanto este los llama.
¿Sindicalistas dando el callo? Los que yo conozco en mi pueblo son igual que el censor. No te confundas Evaristo, que como el censor están en todos los puestos y la mayoría chupando de la vaca del Estado.
Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras.
Pensaba que a mi ese personaje me producía alergia, porque tenía los mismos síntomas que Evatisto, arcadas. Eso es lo que senti cuando vi la foto en el Diario de Teruel, pero me doy cuenta de que no es alergia, son ganas de vomitar lo que me produce el personaje.
Abogado, tienes razón en cuanto a algunos sindicalistas. Al igual que el censor, en los sindicatos también tenemos a gente poco brillante cuyo lema es ándeme yo caliente y ríase la gente.
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