“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 3 de febrero de 2012

Localismos perversos

“Muchos analistas hablan de democracia interna como la superación y la madurez de las organizaciones del siglo XXI. No sólo: es también el método para elegir a los mejores evitando las cooptaciones malhadadas de los aspirantes a cualquier cosa”. Estas palabras no son mías. Su autor es un economista del PSOE del que he hablado alguna otra vez en este blog: Antonio Miguel Carmona. ¿Y para qué más sirve la democracia interna? También lo contesta: porque “evitaremos que se nos cuelen inútiles y pillabocadillos (rascatinajas decimos en Villarquemado), maestrillos de la nada”. Y añade: “La falta de democracia hace que se produzca lo que los economistas llamamos la selección adversa. Son los menos capacitados los que asumen la dirección y ocupan los cargos orgánicos e, incluso, los institucionales (y así nos va). Aquellos que tienen tiempo para dar cuatro altas de familiares más o menos cercanos que les garantizan el voto en censos escuálidos”. Y concluye con estas palabras: “La democracia interna es el camino para la selección de los más adecuados. El sufragio de todos evita el enquistamiento de profesionales de la política que tanto mal hacen a los partidos”. Si nos fijamos en el PSOE de Teruel, no es difícil darse cuenta de que aquí se cumplen los males que señala don Antonio Miguel. Es lo que él llama los localismos perversos. Echen un vistazo a los políticos profesionales que dirigen el PSOE, los que se reparten todos los cargos, están en todas las listas y carecen, en muchos casos, de la mínima preparación y experiencia para desempeñar sus funciones. Sus nombres son siempre los mismos: los que yo en este blog he llamado los guillenes y arrufates. Los que no se contentan con ser diputados nacionales, autonómicos o provinciales, senadores o alcaldes, una legislatura, sino que lo quieren ser de por vida. Los menos preparados, los maestrillos de la nada, los que ocupan cargos institucionales (y así nos va), los que utilizan a la familia para que les garanticen el voto en censos escuálidos, lo que heredan los puestos de padres a hijos, como si fueran fincas. Y si por aplicar la democracia interna en algún sitio, como sucedió en Alcañiz, pierden la votación, en lugar de felicitar al ganador, lo expulsan. Así son los pillabocadillos y rascatinajas.


Evaristo Torres Olivas

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Y Marcelino, el mismo que rubricó la expulsión del de Alcañiz, presumiendo de democracia profunda en la presentación del Congreso de Sevilla.

Anónimo dijo...

Buena pinta tiene el frito.

Anónimo dijo...

Seguramente todos los delegados que están en Sevilla o tienen cargo orgánico remunerado o institucional remunerado. Por tanto, difíclmente pueden representar a la base social del psoe. Sólo tenemos que ver el caso de Teruel y sus delegados.
Menuda farsa y menuda payasada.

Anónimo dijo...

Con cargo o sin él, es una vergüenza y un asco tremendos oir vociferar hasta ayer a Rubalcaba y Chacón, haciéndose abanderados de la democracia interna de los partidos.
Que semejante farsa continuista y dirigista pueda ser presentada a la sociedad como algo democrático, es preocupante y vergonzoso.
El tener, en términos democráticos, un matiz muy levemente menos oscuro que el PP, no te convierte ni en persona de izquierdas ni en demócrata.
Está claro que el Psoe quiere seguir por el mismo nefasto camino, pero, ¿acaso era posible otro resultado?
Con la participación de las bases o sin ellas, pienso que no.