“Y por eso levantémonos, no permitamos que los dueños del futuro sean esclavos de este presente. Levantémonos. Dejar que pase la Historia o hacer Historia. Levantarnos y avanzar, hoy y aquí. No empecemos de cero, empecemos de nuevo. Esto lo levantamos entre todos. Levantemos este partido, estamos fuertes. Ni un paso atrás, ni un paso atrás. Tenemos que hacer que los jóvenes sean el presente de este país. Estaremos con vosotros. Alto y claro, aquí y ahora. Firme, firme, firme, futuro, futuro. Igualdad, igualdad, igualdad. Coherencia, coherencia. Eficiente, eficiente. De pie y fuertes. Tenemos que garantizar la transparencia, la ejemplaridad y la rendición de cuentas”. Estas son algunas de las frases pronunciadas por una figura política de primer nivel en un discurso de una hora. El discurso consiste en su casi totalidad en frases de este tipo, generales, vagas, como los eslóganes publicitarios. Veamos algunos: “Dura y dura y dura. La chispa de la vida. Vuelve a casa, vuelve. Responde al reto del sabor. Toma flan Danone, no pares no pares, toma flan Danone, qué bueno, qué bueno”. Como ven, se utiliza la misma técnica para que compremos chorizos o detergente que para que votemos a un político. Y las musiquillas que acompañan a las palabras, los jingles, son igual de machacones y pegadizos. Dura, dura y dura es lo mismo que firme, firme y firme. Y de pie y fuertes tiene tanto contenido como responde al reto del sabor. En ese discurso de Carme Chacón, que no de otra se trata, no se dice nada. Frases más o menos ingeniosas, estudiadas para causar un impacto en el auditorio pero que en realidad no significan nada concreto. Buenas intenciones, bueno deseos, como mucho. Pero poco creíbles. Que venga ahora con monsergas de transparencia cuando su partido que lleva prometiendo hace años una ley y no ha sido capaz de ponerla en marcha (o más acertadamente, no ha querido). España es el único de entre los grandes países de la UE que no cuenta con una ley de transparencia. En cuanto a la ejemplaridad supongo que no lo dirá por los ERE de Andalucía, o por la gestión de algunos socialistas en las cajas de ahorro, ni por otros muchos escándalos en los que los socialistas han estado metidos hasta el cuello. El algodón no engaña pero los políticos sí.
Evaristo Torres Olivas
lunes, 20 de febrero de 2012
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