skip to main |
skip to sidebar
“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino
Valentín y los toros
El pasado día 23, don Valentín Villagrasa publicaba en el Diario de Teruel una columna titulada Colorín, colorado. En esa columna nos habla del cierre definitivo de la plaza de toros de Barcelona, la Monumental. En varias ocasiones he manifestado cuál es mi opinión sobre las corridas de toros y no me apetece una vez más ponerme a polemizar sobre el asunto. Pero sí quiero aprovechar la columna de don Valentín y hablar de la importancia de la argumentación para apoyar y sostener una opinión. Don Valentín, periodista turolense con una larga trayectoria en Televisión Española, en esta columna no ha estado muy acertado. Califica la prohibición de las corridas en Cataluña de “injusticia propia de países bananeros”. Más adelante equipara la violencia a los toros con tener un perro en un piso: “Estamos de acuerdo que una mayoría sustancial de la sociedad catalana desaprueba cualquier acto de violencia contra los animales, y la corrida de toros lo es. Pero también lo es tener un perro encerrado en un piso”. Pero no acaban ahí las barbaridades de don Valentín. También añade que “el toro bravo es una animal criado para ese menester”. Supongo que el menester al que se refiere es a embestir a un torero en la plaza y morir en el intento. Utilizando su misma argumentación, tendríamos que apoyar cualquier manipulación genética que logre perros y gallos de pelea más sanguinarios, boxeadores que resistan más los golpes y toreros que se arrimen más. Todo por el espectáculo y la tradición. Si la tesis de don Valentín es que las corridas de toros son una maravilla y que se han equivocado las autoridades catalanas prohibiéndolas, los argumentos utilizados y la refutación de los del “adversario” son poco convincentes. Tal vez debería don Valentín repasar los discursos y los consejos de Cicerón y así poder aportar a su discurso elementos más persuasivos. Y borre de su texto la siguiente frase: “La verdad es que no he averiguado si alguno de los promotores de la campaña contra los toros puede formar parte de un listado de elementos reconocidos como violentos contra los animales”. Si no lo sabe, no haga insinuaciones malintencionadas. Averigüe los hechos y entonces y sólo entonces los podrá utilizar como argumentos.
Evaristo Torres Olivas
¡Toma argumento!
4 comentarios:
El problema no es el maltrato, si no el hecho de prohibir algo por el mero hecho de que a uno no le guste. A mí no me gusta la caza y por eso no pienso en que deba prohibirse, simplemente no voy y ya está. ¡Qué ejercicio de la libertad más autoritario!
Cuando leí la columna de D. Valentín me entraron cagaleras. Qué argumentación más simple y chabacana, más de lo mismo y vuelta a empezar.
Los espectáculos en que sufre un ser vivo para entretenimiento, derroche de arte o válvula de escape para sádicos (toro de la vega), tienen los días contados, pero no porque los prohíban, sino porque el sentido común de las personas los rechazará. Cuestión de tiempo.
Otra cosa son los toros política, que los remueven un poco para que discutan los tontos en el bar. Por mí, se los pueden meter en los cojones.
En Cataluña la prohibición de los toros no ha sido por el maltrato y el sufrimiento de los animales. Ha sido simple y obscenamente por política. Han prohibido las corridas y han dejado los "correbous", mucho peores para el toro.
Al final victoria para los nazionalistas y su construcción nacional de Catalunya (¡Es la identitat, estupid !)
ARB
Independientemente de los intentos de quienes no quieren perder su juguete sangriento y de los motivos de algunos políticos catalanes.
Los hechos son que divertirse con la tortura de un animal es sádico, y un ejemplo nefasto para cualquiera.
Lo que queda claro es que, dejando a los políticos aparte y su vil juego de intereses, una vez que el debate saltó de verdad a la mayoría social, cada artículo en favor de los toros se limita al insulto, la pataleta y las tonterías, pues saben que la batalla moral la tienen perdida de antemano.
Es cierto que a todos nos cuesta cambiar las costumbres que hemos adquirido, a menudo se nos hace imposible. Pero para mejorar no queda más remedio que hacerlo.
Hay que seguir empujando a favor del respeto a los animales,en general. Esto también redundará en beneficio del trato entre humanos.
Publicar un comentario