“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 9 de junio de 2011

La supervisora jefa y el funcionario

Toda mi vida laboral la he desarrollado en departamentos de personal, o de recursos humanos como se llama desde hace un par de décadas. Empecé como auxiliar administrativo en el año 1978 en una empresa de 60 empleados en Zaragoza y acabé en el 2007 como Director Internacional de Recursos Humanos en una multinacional alemana con 20.000 empleados. He trabajado en todas las áreas de un departamento de personal: nóminas, selección, formación y desarrollo, relaciones laborales, administración salarial. He realizado cientos de entrevistas de selección, a operarios de una fábrica, encargados, ingenieros, jefes de departamento, directores generales y presidentes de empresas multinacionales.  Les cuento todo esto no para darme pisto sino para que tengan un elemento más para valorar las opiniones que expreso en estas líneas. El currículum es la carta de presentación a una empresa; es la llave que te abre la puerta o la que te la cierra para siempre. En un currículum es tan importante lo que se cuenta como lo que se omite. Es el documento que servirá al seleccionador para preparar la entrevista o para decidir que no se entrevista al candidato. Un profesional experimentado detecta inmediatamente las contradicciones, las lagunas, las omisiones y las burras que el candidato quiere vender. Veamos el ejemplo de dos candidatos que tendrían dificultades para abrir la puerta de una empresa y si lograban hacerlo, sudarían la gota gorda en la entrevista. Vicente Larred, diputado autonómico socialista, presenta en la web de la DGA el siguiente currículum vítae: “Nacido el 22 de enero de 1959 en Teruel. Está casado y tiene tres hijos. Cursó enseñanza secundaria y posee el diploma en Asesoría Fiscal. Trabajó como agente de seguros y es funcionario de la Diputación Provincial de Teruel”. Lo primero que llama la atención es la expresión “posee el diploma en asesoría fiscal”.  Diplomas en asesoría fiscal hay cientos. Algunos se consiguen en dos días y otros necesitan dos años. Unos se obtienen en academias o escuelas de chichinabo y otros en centros prestigiosos. Cuando un candidato oculta el nombre de la institución que lo expidió, hay un noventa por ciento de probabilidades de que sea un diploma de la Academia de la señorita Pepis. Lo mismo podemos decir de la palabra “funcionario”. Si una persona es ingeniera, economista, veterinario, abogada, enfermero, además de decir que es funcionario, lo reflejará en su historial. Si solamente escribe que es funcionario, hay un noventa por ciento de probabilidades de que sea de los puestos más bajos en el escalafón. Vayamos ahora con la segunda candidata, Esmeralda Iranzo, senadora por Teruel. En la web del Senado, en su biografía figura esto:   “Es Supervisor de Recursos Humanos. Jefe de Personal”. Eso es como no decir nada. Además del título del puesto, es necesario precisar de qué fecha hasta qué fecha, nombre de la empresa, número de empleados, tareas desempeñadas. Cuando una persona omite esos datos, hay un noventa por ciento de probabilidades de que, o bien no es cierto que ejerciera ese puesto, o que lo hizo durante un periodo muy corto, o que la plantilla de la empresa era de una persona. He citado estos dos casos, pero lo mismo puede decirse de Manuel Blasco y Carmen Pobo, del PP. Lo grave de todo esto es que se trata de unas personas que intentan ocultar la verdad porque saben que no reúnen los requisitos que demanda el puesto. Pero no cuela. Me encantaría someterlos a una entrevista de dos horas. A la prueba del algodón. Lo pasarían mal. Muy mal.  Por deshonestos.


Evaristo Torres Olivas

8 comentarios:

Luis Antonio dijo...

En el mundo de la docencia, que es donde me muevo, los currículos brillantes no garantizan para nada la competencia profesional. Se pueden tener las titulaciones más notorias, pero carecer de los recursos personales para llevar a cabo la labor dentro de una aula...

En Finlandia lo hacen bien: para acceder a la docencia se exige un alto nivel académico y vocacional. Aquí, como decíamos en la Normal de Teruel hace "siglos", el que vale, vale y el que no, enseña...

Saludos

Eto dijo...

En mi escrito no me he referido a los currículos brillantes, en el sentido de que el candidato tenga muchos títulos de grandes escuelas.Efectivamente, un expediente académico brillante no es siempre garantía de éxito en un puesto de trabajo. A lo que yo me refería es a cómo se estructura el historial, qué se cuenta, qué se oculta. En los casos que cito, se oculta información o se da de manera incompleta. Mi experiencia de muchos años me dice que un candidato que presenta un historial mal estructurado, con lagunas y omisiones, es una persona o bien con un pensamiento también poco estructurado o bien, y lo que es peor, que intenta engañar para ver si cuela. Lo bueno es que este tipo de historiales tan poco equilibrados, le dan pistas al entrevistador sobre los aspectos en los que debe profundizar en la entrevista. En el caso del señor Larred y de la señora Iranzo, por ejemplo, en una entrevista les preguntaría una y otra vez sobre su experiencia previa antes de ser políticos. De la etapa política nos proporcionan todo tipo de datos, pero de su vida anterior, apenas nada. Hay un noventa por ciento de posibilidades de que descubramos que han ocultado información porque su formación y experiencia previas demostrarían ser insuficientes para el desempeño de su actual trabajo. Los pondría en evidencia o los dejaría "con el culo al aire".

Abogado dijo...

Pero para ser encargado de algo(ministro, consejero, etc...)tienes que conocer de qué va el patio( titulación y ejercicio de ella)aunque luego tengas a los técnicos que te echaran una mano en el desempeño de la tarea; pero es que aquí pasamos de Urbanismo a Ciencia y Tecnología y de esta a Presidencia, habiendo sido botones.

Eto dijo...

Exactamente. En una empresa nadie pasa de auxiliar administrativo a jefe de departamento o a director general. Se necesita ir acumulando experiencia, pasar por diferentes puestos aumentando la responsabilidad poco a poco.En política no se requiere ese aprendizaje. Puedes dar el salto desde profesor de una escuela de formación profesional agraria a alcalde, consejero o incluso presidente. Y entonces pueden pasar dos cosas: que como no tienes los conocimientos ni la experiencia necesarios, dependas de lo que te cuentan los funcionarios o los técnicos que te asesoran, con lo cual tu puesto sería perfectamente amortizable, ahorrando al erario una pasta; también puede suceder que te pongas a dar palos de ciego, guiado por tu intuición o tu inconsciencia. Unas veces acertarás, como el burro flautista, y otras la cagarás. En cualquiera de los dos casos, dejar el gobierno de lo público en manos de gente así, es un grave peligro. Mal el parásito que no aporta nada pero peor el burro flautista.

Anónimo dijo...

Lo de Larred son medias verdades, que ya sabemos lo que son y lo de Iranzo es de pena, es de pena porque creo que ella se lo cree.

MAGISTER PEO dijo...

Mira el Sr. Aznar, un tipo bastante inteligente, pudiendo ser muchas otras cosas, dedicó los esfuerzos de juventud a ser inspector de hacienda, cuyo trabajo básicamente se centra en joder al personal (defraudador, eso sí) y ver, quizá con una pizquita de sadismo, como se arrastran a tus pies esos señores que te han llevado todos sus papeles de los últimos cuatro años. ¡Puf!. Daría para un tratado de psicología la personalidad de estos hombres de bien. Ya sé que son necesarios, igual que los matarifes o los fiscales, pero teniendo posibilidades de ser otra cosa, no sé yo...

Bueno, a lo que vamos, a veces vale más una persona con el currículum un poco petao que algunas sobradamente preparadas, que si te agachas un poco fiao te tapan el aujero y luego enseñan dientes y aquí no pasa na.

Anónimo dijo...

Como no existe ese Departamento de Recursos Humanos que nos seleccione al personal así están los Parlamentos (regionales y nacional). Llenito de mediocres y sobrevivientes políticos, sin personalidad y muchas veces desconocidos,incluso para sus votantes.
Fastidia bastante que la mayoría de la gente, para optar a cualquier puesto de trabajo, tenga que pasar por todo tipo de pruebas y esos afortunados priviligiados lleguen no por sus conocimientos y experiencia, sino por sus partidos que actúan casi como empresas de colocación. Y todos con muy buenos sueldos y ventajas de todo tipo. ¡Sí al menos nos sirviera para tener un pais mejor! pero no....
con esa selección es imposible.
ARB













ARB

Anónimo dijo...

Parte de los políticos, antes de llegar a ser de los que "pillan" y van a vivir ya siempre de ello, fueron personas normales. En ese recorrido, ha de ser muy duro -al menos al principio- ver cuánto has de envilecerte para conseguir esas prebendas.
No he estudiado psicología, pero no creo que haga falta para darse cuenta de que ver una imagen tan ruin y miserable de uno mismo ha de pasar factura. Te sabes vendido a lo peor: o te endureces y le echas jeta... o lo vas a acusar.
No los justifico -ni de casualidad-, pero no les sale gratis ser políticos.