“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 17 de junio de 2011

El hombre que jodió a un país entero

En mis tiempos de estudiante, los progres llevaban barba y se paseaban por las calles con un ejemplar de El País debajo del brazo. Años más tarde, cuando me ganaba el cuscurro con traje y corbata viajando en aviones, lo que se llevaba era The Economist. Si no leías The Economist y no enchufabas el teléfono móvil nada más aterrizar el avión, no eras nadie en ese mundillo de gilipollas. De aquellos tiempos me ha quedado la costumbre de leer todavía hoy algún número de esa revista. De ideología liberal,  está bien escrita, sus páginas con los indicadores económicos  son fiables y sus análisis políticos son rigurosos, dentro de la ideología que marca su línea editorial. Es la revista que todo hombre de negocios moderno debe leer. Eso dicen ellos.  Esta semana dedica la portada a Berlusconi y la titula The man who screwed an entire country (El hombre que jodió a un país entero). En inglés, to screw significa atornillar pero también joder. Si Vargas Llosa, en Conversación en La Catedral, se preguntaba en qué momento se jodió el Perú, para los periodistas del The Economist no hay ninguna duda de que Berlusconi ha jodido a Italia. En todos los sentidos, no solamente en el figurado sino también en el literal. Sus orgías con las velinas, sus bunga bunga, sus fiestorros, más propios de un capo mafioso que de un primer ministro de un país democrático. Pero también ha jodido la justicia, cambiando las leyes cada vez que le acusaban de algo. Y ha jodido la libertad de expresión, controlando periódicos y televisiones de su propiedad. Y la economía del país. No es que el resto de los políticos europeos sean ejemplo de moralidad, decencia y comportamiento intachable, pero Berlusconi rebasa todos los límites, todas las líneas rojas y dispara todas las alarmas. Es un impresentable, un chulo de barrio, un macarra. Y eso debería hacernos pensar en las democracias que tenemos. ¿Cómo un tío así puede ser elegido por los italianos, que no son precisamente un pueblo de ignorantes analfabetos? ¿Tanto poder tienen los medios de comunicación al servicio de ese tío? Visto desde la distancia, a mí me resulta incomprensible.

Evaristo Torres Olivas







5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, tampoco es para tanto... aquí hemos tenido recientemente a Zapatero y Áznar. No sabemos nada de sus fiestas y, desde luego, no son tan mediáticamente escandalosos como Berlusconi; tampoco tan descarados en manipular las cosas en beneficio de sus intereses.
Pero solo es eso, grados en la apariencia pública, en la cosmética.
Por lo demás, igual de nocivos para la población... que también les votó, les vota, y lo que queda... mayoritariamente.
Podríamos ir cogiendo a cualquier gobernante de la UE (p. ej.) y seguiríamos en las mismas.
Creo que sí, que, en buena medida, somos víctimas de los contenidos de la TV y las ideas que nos graban.
Habrá que salir de la burbuja y tomar perspectiva de la situación.

Abogado dijo...

Vuelvo a estar de acuerdo con tu apreciación, pero yo también se lo aplico ¡ TODO ! al que tenemos aquí, lo que ocurre es que algunas cosas aún no han salido a la luz.

MAGISTER PEO dijo...

Einstein dijo: Hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy seguro.

Obvio. Si Berlusconi, Camps o Fabra y ciento más, están donde están o han estado, es porque la respetable y juiciosa ciudadanía les ha puesto una y otra vez. No son generación espontánea, no, miles de votantes les han aupado, vitoreado, jaleado y baboseado. Que yo lo he visto. El domingo ¡A votar a mi yupipartido!

Por eso, cuando oigo a “sesudos” tertulianos o a “intachables” políticos criticar a los jóvenes del 15M porque atacan instituciones respetabilísimas de que te cagas, me pregunto si la masa que las ha creado se merece mi respeto. Todavía no tengo respuesta. Lo peor de todo es que los del 15M también son humanos. Y lo requetemáspeor de todo es que ¡Yo también pertenezco a los estúpidos humanos!

Evaristo, mucho meternos con los políticos y poco con los verdaderos culpables: tú, yo, el tipo que compra el alargador de pene Jes Extender, la profe alcohólica, el maltratador, la neojipi y el neoliberal. Todos nosotros somos los que ponemos y quitamos a nuestros representantes. Estamos en manos de idiotas. ¡Estamos en nuestras propias manos!

Anónimo dijo...

¡Estamos en nuestras propias manos!
Me gusta Maestro. Pienso lo mismo.

ARB

Anónimo dijo...

¿En nuestras propias manos? Eso sería si desde pequeñitos tuviéramos acceso en pie de igualdad a múltiples opiniones razonadas distintas y esta situación se mantuviera en el tiempo.
Lo cierto es que nos marcan hasta como debemos comportarnos si somos hombres, o cómo si somos mujeres. Nos dictan nuestros gustos a través de la TV... pero luego todo dios cree que es elección suya. Qué hay que tener y qué no... ¡¿para qué seguir?!
No, no estamos en nuestras manos -salvo para mear- el hecho económico capitalista depende de la resignación o de la complicidad vía soborno a quienes son sus cuadros... pero también de la ignorancia y la manipulación indirecta de la gente.
La predominancia del imperio capitalista sobre el mundo no se sostiene jugando, ellos no arriesgan. Si se vota es porque pueden influir muy mucho el grueso del resultado.
Lo que aprendieron fue que es mucho mejor tener esclavos que creen ser libres (con 4 mejorías y 20 espejismos) que esclavos conscientes de sus situación.