El método

Lo importarte para triunfar en cualquier actividad es tener un método, un protocolo, un sistema. Hacer las cosas de manera improvisada, a la buena de dios, sólo conduce al fracaso. Después de unos años de estudiar el asunto, de recorrerme la provincia, de hablar con la gente, de consultar resultados en los últimos treinta años, he encontrado un método para ganar elecciones en un pueblo. No es el método Grönholm pero no tiene nada que envidiarle. Aquí va: olvídese de programas y gaitas. La gente no lee. Sea ambiguo y flexible. Meta a miembros de su familia en todas las asociaciones del pueblo: residencias de ancianos, amas de casa, club de petanca o amigos de la jota. Nunca ponga en sus listas a gente que le pueda hacer sombra. Solamente a los que pueda manejar con facilidad. Piense que la estrella es usted. Gane para la causa a los jefes de clan de las familias numerosas. Con ello no conseguirá un voto, sino todos los que arrastra consigo ese patriarca. El voto de un abuelo vale lo mismo que cualquier otro y los mayores son fáciles de engañar. Dígales que si votan a otro partido sus pensiones están en peligro. El día de las elecciones, lléveles los sobres cerrados con la papeleta de su partido y acompáñeles con su coche o con el de un familiar para asegurarse que no les dan el cambiazo. Siembre todo tipo de rumores falsos sobre sus adversarios. Si es hombre, diga que es un maltratador o que reparte droga por Valencia. Si mujer, que la han visto con un hombre que no es su marido besándose en una discoteca o que no atendió a sus padres cuando estaban enfermos. Aproveche las nuevas tecnologías para sembrar esos rumores, pero no lo haga desde su casa que la policía no es tonta y lo podrán descubrir. A cualquier nuevo habitante que se empadrone en el pueblo, gánelo para la causa, invitándole a una merienda en el campo o a su peña en las fechas señaladas. El día de las elecciones ponga un interventor de su confianza para que le llame durante la jornada y le informe cuántos de los que le van a votar todavía no han pasado por las urnas. Deles usted la tabarra para que vayan. Salga en todas las fotos de los periódicos. No conceda entrevistas a no ser que estén amañadas. Una imagen vale por mil palabras pero una palabra mal dicha le puede arruinar la vida. Si sigue este método podrá permanecer muchos años mangoneando y haciendo todas las alcaldadas que le dé la gana. Y podrá llegar a diputado.

Evaristo Torres Olivas