El mulo de la escritura

A Vicente Guillén le debieron de regalar el título de licenciado en Filosofía y Letras. Pero ello no es óbice para que lo vaya paseando por todos los foros públicos: su blog, la ficha del Congreso y cualquier otra ocasión que se le presente. Y eso está bien. Los ciudadanos tenemos el derecho a conocer la  preparación y  la experiencia de  los que toman decisiones en nuestro nombre, gastan las perras de nuestros impuestos, nos meten o nos sacan de guerras, o deciden cuándo nos jubilamos. Lástima que otros compañeros y compañeras de su partido, como Iglesias, Almunia, la senadora Iranzo y otros muchos, en sus fichas personales, el apartado de estudios y formación aparezcan en blanco. Me gustaría saber en qué rama de la carrera se especializó don Vicente. Que no tome lo de rama como un insulto. Nada más lejos de mi intención que llamarle mono. Aunque él no duda en llamar así a su jefe Zapatero. Juzguen ustedes mismos las palabras de don Vicente en su tribuna del 25 de marzo en el Diario de Teruel: “Y lo hacen quienes en sus ataques feroces al zapaterismo dan leña al mono si se decide intervenir en cumplimiento de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad”. El escritor Rafael Reig comentaba que hay dos estilos para escribir novelas: el estilo Ikea y el estilo Carrefour. Después de leer los escritos de don Vicente, habría que añadir alguno más: el estilo de todo a euro o el del top manta de la escritura. Don Vicente pretende ser émulo de García Márquez y acaba escribiendo como un mulo: “Olvidada la tienda de campaña que instaló en el Pardo y sin que nadie se acuerde del corcel blanco que regaló a Aznar, el coronel de los botox no tiene quien le escriba”.  El señor Guillén es también un maestro del cinismo. Afirma en su escrito que “no hay democracia sin libertad y sin ella los humanos carecemos de un valor superior al que todos aspiramos y no todos pueden conseguir”. Que se lo pregunten a Alfonso Callejero, que habiendo sido elegido libremente por los votos de los militantes del PSOE de Alcañiz, ha sido apartado de las listas por el demócrata Guillén. O que me lo pregunten a mí, que después de 450 colaboraciones en el Diario de Teruel fui silenciado por orden del don Vicente Guillén y don Antonio Arrufat, esos “fistros” de la libertad y de la democracia. Espero que en todas las elecciones que se celebren de hoy en adelante, los votos, o botox, de los ciudadanos les den lo que se merecen: perder.

Evaristo Torres Olivas