“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 11 de enero de 2011

Irse de la mui

Disfruto con los políticos que se van de la lengua cuando se largan o los echan y dejan de recitar el catecismo de su partido. Es entonces cuando llega a nuestras narices el olor a mierda de las cloacas de los partidos. Hace un par de meses, lo hemos podido comprobar con el exalcalde de Teruel, Ferrer. Y ahora tenemos a Álvarez-Cascos del PP y a Antoni Asunción, del PSOE. Lo hacen ellos directamente, o con la colaboración de algún monaguillo afín que maneja bien el botafumeiro para esparcir el humo contaminado. Así nos enteramos de que en el PP los Comités Electorales son "una auténtica payasada" y que las decisiones se toman "en despachos o en restaurantes". También que “aquí lo que hay es una prisa tremenda por coger el pastel pero no por servicio a la sociedad, al país, ni a Granada, a Asturias, ni a ningún sitio". Le ha faltado tiempo al PSOE para sacar tajada de la situación y a Zapatero para ponerse a rajar: "Tenía que haber un procedimiento de decisión democrática, algo que sí existe en el PSOE”. Sacando pecho, sí señor. Lástima que al día siguiente, uno de los suyos, Antoni Asunción, le ha bajado los humos a Zapatero y ha dejado al PSOE a la misma altura que al PP: a la del barro o del betún. El exministro socialista ha hablado de “perversión de los aparatos de los partidos que matan por un empleo”, de la falta de democracia interna; ha calificado de “pucherazo” las primarias de los socialistas de Valencia y "el mayor signo de la involución democrática, la síntesis de la regresión y anquilosamiento de unos aparatos políticos que parecen estar en el siglo XIX y que funcionan con aquellos esquemas”. Y por si eso no fuera suficiente, también se ha referido a la “degradación perversa de los partidos: la gente brillante y preparada escapa de estas maquinarias; baja el nivel y la degradación ocupa la totalidad del esquema de los partidos”. Y para dejar zanjado el asunto, no ha dudado en calificar de “verdadera purga estalinista” la actuación del PSOE en Valencia. Cuando estos políticos se van de la mui, sucede como con WikiLeaks: no nos enteramos de nada que no supiéramos o sospecháramos, pero nos satisface que nos lo confirmen.

Evaristo Torres Olivas

3 comentarios:

Luis Antonio dijo...

Pues yo disfruto más con los políticos que hablan antes de que los echen o abandonen el partido...En este momento no se me ocurre ningún nombre. Por eso disfruto tan poco...

Anónimo dijo...

Aunque uno sepa algo y sospeche mucho,cuando se confirma más que alegrarme me deprime. Es como la prueba del algodón: sale la suciedad politica.
Arreglarlo costará.

ARB

Arcadio dijo...

Estoy de acuerdo en el análisis que se desprende de los artículos de Evaristo pero creo que la reflexión sobre
este problema necesita ir mucho más allá. Es necesario preguntarse si
el actual sistema político liberal- representativo, con sus dos grandes
partidos y con sus sindicatos "del régimen" es el adecuado.

Por muchas reformas que se siguiesen haciendo (listas electorales abiertas,
responsabilidad penal de sus actuaciones o control de sus condiciones
laborales y salariales), el núcleo del problema reside en la
característica representativa de nuestro sistema político, que hace que
el ciudadano delegue todas las decisiones políticas en un
representante. Mientras este sistema siga existiendo o predominando,
los políticos seguirán siendo unos privilegiados, por muchas leyes
regulatorias que se hagan.

Entonces, la pregunta que me haría sería la siguiente: ¿estamos
dispuestos nosotros a preocuparnos por nuestros asuntos políticos, sin
delegar en nadie? Yo me temo que de momento no. Que el individualismo liberal ha triunfado entre nosotros y que a la mayoría de la gente le encanta
tener el culo pegado en el sofá mirando la tele sin tener que preocuparse por nada.
En su superación estamos... algunos.