Falta una semana para las elecciones catalanas, y a los políticos les ha dado por ser transparentes. Todos publican su patrimonio. Uno de ellos, Montilla, ha declarado que el suyo asciende a 365.516 euros y que no tiene ni casa ni coche en propiedad a su nombre. Solamente por esto no se merece ser presidente de la Generalitat. Y ni siquiera gerente de una empresa de botijos. Pero no por ser escandaloso su patrimonio, sino por todo lo contrario. Una persona que ha sido alcalde, presidente de la Diputación de Barcelona, ministro de Industria y el presidente autonómico mejor pagado, con un sueldo oficial de 150.000 euros, casado con otra política que tiene un sueldo oficial que rebasa ampliamente los 100.000 euros, no puede tener un patrimonio tan raquítico. Si a eso añadimos que en la biografía de Montilla publicada en febrero, su esposa, doña Anna, afirma que “sólo tenemos deudas”, la situación es todavía peor. ¿En qué funden la pasta esta gente? ¿En el bingo? ¿Jugando al póquer? ¿En las tragaperras? Una familia catalana normal, cobrando la mitad de la mitad de lo que cobran los Montilla, es capaz de tener un adosado en propiedad en Sant Just Desvern, un Opel Meriva con control electrónico de estabilidad, ABS, GPS, otras cosas acabadas en ese y calefacción en el culo, y “a más a más”, ahorrar para que la chica, que les ha salido lista, pueda pagarse un Máster en intermediación financiera y gestión de patrimonios. Si con la guita que ingresa Montilla desde hace tantos años, no ha sido capaz de comprarse una casa ni un Opel Corsa de segunda mano, y según su esposa, lo único que tienen son deudas, imaginen qué puede hacer con los dineros públicos. Si lo dejan otros cuatro años de president de la Generalitat, ya me veo yo a los consellers con despachos en tiendas de campaña y cambiando los Audi y BMW por bicicletas alquiladas. Tal vez sería más conveniente que don José retomara los estudios de economía que abandonó en segundo curso y una vez finalizados, cursara un máster en “gestió del patrimoni”, si es que sale tan listo como la hija de la familia catalana normal, la que tiene un adosado con jardín y un Opel Meriva metalizado nuevo de “trinca”.
Evaristo Torres Olivas
lunes, 22 de noviembre de 2010
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5 comentarios:
Todas estas cosas demuestran que SE DEBE PROPUGNAR LA ABSTENCIÓN ACTIVA pues en lo único que puedo decidir personalmente es en ejercer mi derecho a votar o no. No votamos a quien queremos sino a quien nos quieren colocar.
Genial descripción del personajillo, prototipo del trepa-político que teóricamente ha sido el jefe del tripartito. Si de verdad tiene ese patrimonio malo, malo y si nos ha mentido...peor.
ARB
Señor Torres, espero que cuente algo de la presentación de Turia de hoy. ¿Se ha dado cuenta del desliz del autoproclamado Blasco? ¿Se ha aburrido con el director general de la cosa, el "somardo"? Por Dios, con lo genial que han estado Landero y Maícas, ¿por qué nos hemos de atragantar con la prosa tartamuda de esos dos catetos de políticos, uno de cada bando pero unidos en el innoble arte de robarnos la cartera?
Asisto siempre a las presentaciones en Teruel de un nuevo número de Turia. Me interesa lo que dice el escritor invitado y Raúl Maicas. Cuando hablan los políticos, presto poco interés: siempre cuentan lo mismo y lo cuentan mal.Pero al igual que un diamante brilla más si se le pone al lado de un trozo de negro carbón, Landero y Maicas también resaltan más al lado de unos oscuros políticos sin pulir.
Hipótesis: ante la creciente presión para que los políticos declaren su patrimonio empieza a quedar demasiado feo negarse, pero claro, decir la verdad no es algo a considerar, pasando a entonces a mentir descaradamente. Claro que, ya que se ponía a ello, con una media horica que hubiera gastado (o sus asesores, que bien cobrarán también)le podía haber salido un embuste más digno y creíble.
Y es que cada vez se molestan en menos en hacer como que hacen o en intentar que los veamos con buenos ojos. Total, cada 4 años sale un grupo de ellos, y los perdedores saben que un periodo corto o no muy largo de tiempo van a volver (no quedando tampoco descalzos entre tanto). Entonces, si se piensa, ¿para qué van a hacer tanto el gilipollas? ¡si saben que los van a votar!
En su fuero interno, muchos de ellox podrían perfectamente pensar: "la gente sabe que somos una basura mentirosa, ruin y ladrona, pero todos mis adversarios lo son también, así que a la chusma no les queda más que votarnos a alguno o quedarse en casa".
Saludos
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