Si a Cristiano Ronaldo lo llaman CR7 y a Zapatero ZP, permítanme que a Benedicto XVI lo llame B16. Para abreviar, no por otra cosa. Así lo llama el periodista Ignacio Escolar. Y también lo llama pastor alemán, no por parecerse a los perros de esa raza, sino por dedicarse al cuidado de las almas y haber nacido en Alemania. B16, el pastor alemán, es un desagradecido que se merece que no lo invitemos más a nuestra casa. Le pagamos el viaje, la estancia, la seguridad, el Hércules que traslada su cabina telefónica montada en una furgoneta Mercedes. Y el tío, en lugar de dar las gracias, nos pone a caer de un burro. Que si estamos igual que en los años treinta, que si nos hemos alejado de su Dios y todo lo que se le ha pasado por la cabeza al teutón. Para ese viaje no se necesitaban alforjas. Ya venía cabreado de Roma, porque empezó a largar con los periodistas en el avión. Podía haberse tomado un Tranquimazín o un Prozac para aplacar un poco los nervios; o que los del Opus, tan aficionados ellos, le colocaran algunos cilicios, como se hace en el tercio de varas, para que no embistiera con tanta furia. Algunos dirán que ya ha pasado, que han sido solo dos días y que ya ha vuelto a los toriles del Vaticano. Están muy equivocados. B16 ha encendido la mecha, ha dado el pistoletazo de salida para que ahora los subalternos prosigan con la faena. Rouco Varela ya ha empezado con capotazos y clavando banderillas. Le ha seguido el cardenal Cañizares con la puyas sobre la secularización interna y externa de la Iglesia, que va usted a saber qué es eso. Y mientras estos peones de brega prosiguen con sus faenas de aliño, preparando la próxima visita del siniestro, que no diestro, pastor alemán, en un pueblo de Castellón, Vilafamés, la Guardia Civil detiene al cura por posesión de 21000 archivos de pornografía infantil que ocupaban nada menos que 600 gigas. Eso sí, todo hay que decirlo, la alcaldesa del pueblo ha declarado que los sermones del párroco eran de diez. Ese es uno de los motivos, entre otros muchos, por los que los ciudadanos huyen de todo lo que huela a sacristía, hostias, copones, confesionarios y cirios. Huyen de las madrigueras de depravados que quieren aparentar públicas virtudes y mantener sus vicios ocultos.
Evaristo Torres Olivas
domingo, 14 de noviembre de 2010
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3 comentarios:
Hace unos días y como complemento a tu comentario,detuvieron a un ex-parlamentario aragonés (PSOE) por tenencia de pornografia infantil,sin que haya trascendido apenas.
Está claro y hemos de tener presente que la pedofilia es un mal de todos, no sólo de la iglesia católica.
No es menos cierto que, si por dogma de tus creencias restringes el sexo a los sacerdotes y monjas de tu religión, está claro que esa represión contra natura de la sexualidad por algún lado ha de explotar...
Lo que quería resaltar en mi comentario era el diferente trato informativo del hecho,dependiendo de quien sea el actor.
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