Cuando yo me dedicaba a los recursos humanos, nunca despedí a ningún colaborador directo. Pero despedí a muchas personas. Es la parte fea del trabajo de un jefe de personal: dar la cara por las decisiones que han tomado otros. Ser el brazo de la ley, en algunos casos, y el brazo tonto de la arbitrariedad en la mayoría. Dicen que a todo se acostumbra uno, pero yo nunca lo hice. Incluso en los casos más justificados, en los que el trabajador o la trabajadora incumplían las obligaciones contractuales. Un despido le jode la vida a una persona o a una familia, que depende de los ingresos del despedido. Nunca se sabe, además, cómo va a reaccionar la persona a la que le comunicas que, debido a un “redimensionamiento” de la plantilla, a un “congelación” de las ventas, a una pérdida de “competitividad“, o a una “reorientación” del negocio, se ha decidido arrojarle por la borda del barco para que el resto del pasaje pueda salvarse (los éxitos siempre tienen nombre y apellidos pero endilgamos los marrones a un impersonal se). Recuerdo a una mujer menuda, bajita, Ana, que cuando le comuniqué lo del barco y la borda, me aventó las gafas de un sopapo. Y a Jordi, un grandullón de metro noventa, que se echó a llorar desconsoladamente. No, no es un curro agradable. Los hay peores: el del médico que comunica a unos padres que su hija de veinte años ha fallecido en el quirófano o el del policía o juez que acompaña a los familiares para identificar el cadáver de un ser querido.
¿Y por qué les hablo del despido? Sencillamente porque después de 450 colaboraciones publicadas, cien sin publicar, ochenta escritas y no enviadas, y una docena que no ha dado tiempo a publicar, me despido de los lectores del Diario de Teruel. En mi caso no se produce ninguna situación dramática porque ninguna familia dependía de mis ingresos en el periódico, ya que no percibía ninguno. Peor lo tienen Fernández de la Vega, Moratinos, Aído y compañía, que también se han despedido el mismo día que yo. Espero que tengan derecho a una indemnización decente y a la prestación por desempleo. Con lo listos que son, estoy seguro de que pronto encontrarán otro trabajo.
Teruel existe, y también algunos comportamientos de despotismo iletrado que me gustaría que no existieran. Adiós.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 23/10/2010
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10 comentarios:
Llegan las elecciones... una pena.
Te he leido desde el principio. Algunos de tus artículos me han gustado muchísimo, otros los he encontrado correctos y algunos no me gustaron, pero el balance que hago de tu trayectoria como articulista del Diario de Teruel es más que notable. Creo que se hecharán de menos tus "palos secos".
Gracias por algunos buenos momentos de lectura y reflexión que recibí de tus "A palo seco".
ARB
Evaristo, abajo "el despotismo iletrado".
Que les den
Pues para mí, el que más sale perdiendo es el "DIARIO DE TERUEL". Quien haya tomado la decisión...se ha "lucido".
Espero y deseo que nadie te eche de tu bitácora.
Una pena. Tendremos que seguirte por aquí. Nunca agradaron las verdades tan bien dichas.
Ya lo intentaron una vez y tuvieron que recular. De nuevo queda demostrado que no hay libertad de expresión en los medios públicos.
Tengamos la esperanza de que algún día eso cambie porque si no .... poco nos queda.
Recibe un fuerte abrazo y no dejes de escribir. Que no se salgan con la suya.
Pero estas cosas ¿sólo ocurren en las dictaduras? Con esta ficción de democracia, las personas elegidas pueden llegar a ser dictadores. Evaristo YO TE LEERÉ ALLÁ DONDE ESCRIBAS porque creo que aún eres muy benevolente con "ellos" (que aún no se han enterado de que son el tercer problema para los españoles)
Lo de haberte presentado por el Psoe, ha sido lo que menos me ha gustado (dicho por cierto propagandista con apego al Diario).
Aunque quizá estés en desacuerdo, te diría que el pragmatismo en política sólo lleva a la rápida recuperación para la sociedad bienpensante de cualquier posible factor de cambio.
Por lo demás, sería una alegría que tu caso fuera la excepción del Diario, la única censura. Pero podríamos empezar a llenar sacos con testimonios.
Realmente, entre tanta foto-justificación y adoctrinamiento local, eras casi siempre la alegría del periódico, la chispa entre la ceniza. A menudo con carcajada, muy necesaria.
Gracias por todo y mucho ánimo.
Tienes razón,me presenté con el PSOE, cierto, sin estar afiliado. Y antes de la mitad de la legislatura, dimití. Ingenuamente, creí que en los pueblos los colores del partido importaban poco. Me equivoqué.
Aunque no nos conozcamos me permito felicitarte por tu dimisión.
En mi modesta opinión, creo que eres mucho más útil a todas tus convicciones fuera de cualquier partido.
Mucho, mucho ánimo.
No dejes de escribir.
Salud
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