“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

domingo, 20 de junio de 2010

Que se jodan

El otrora figura de las finanzas internacionales y hoy estafador enchironado, Bernard Madoff, ha declarado: "Que se jodan mis víctimas". Este hombre se levantaba pensando en que cada día le brindaba una nueva oportunidad para engañar a un tonto. Y como bien nos cuenta el refranero, cada día que amanece el número de tontos crece, lo que permitía a Bernard Madoff ser un hombre inmensamente feliz e inmensamente rico. Es una prueba de que se puede pasar de vendeburras y robaperas a gurú de Wall Street y la demostración de la esencia del capitalismo, que consiste en una especie de darwinismo social en el que los más aptos sobreviven y los tontos cascan. Todas estas cosas las enseñan en algunas escuelas de negocios, que se asemejan a los centros de reunión y formación de “rufos, mandiles, galloferos, zurrapas, carcaveras, murcios, floraineros y otras gentes de la carda". Al igual que las asociaciones rufianescas, han desarrollado su propio lenguaje de germanía--“ar pan le llaman mauró, ar tosino balebale, a la iglesia la cangrí y el estaribé a la carse”-- para sacarnos las mantecas. A los especuladores los llaman gestores de hedge funds, al robo en cadena, titulación, y para que nos traguemos el anzuelo, nos ceban con que estamos en una situación de win-win (todos salimos ganando). Esa es una de las lisonjas más gordas con las que nos camelan. Se puede entender una transacción equilibrada en la que nadie pierde ni gana. Pero si te cuentan que las dos partes ganan, o es mentira o es que hay un tercero que pierde. Como bien saben los jugadores de guiñote, para que unos ganen otros deber perder. Si el banco me presta mil euros y me cobra un cinco por ciento de interés y ese dinero yo lo presto al diez por ciento, los dos, el banco y yo, ganamos pero al final de la cadena siempre habrá un tonto que pierda. No pasaría nada si como sucede en el guiñote, los que hoy ganan mañana pierden y en el transcurso del tiempo la situación es de equilibrio, lo comido por lo servido, las gallinas que entran por las que salen. Pero en el juego del capitalismo, siempre ganan los mismos, con cartas marcadas y ases en la manga. Los fulleros despluman a los panolis. Que se jodan los tontos.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 20/6/2010. Publicado con el título Bernard Madoff

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