“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

sábado, 8 de mayo de 2010

Sin pelos en la lengua

A Gordon Brown, candidato de los laboristas a las elecciones, los micrófonos le han jugado una mala pasada. En la calle, una ciudadana le ha hecho algunas preguntas a las que ha contestado, aparentemente, con toda normalidad. Durante el diálogo, se escuchaban las decenas de clics de los fotógrafos. Ya en el coche, sin percatarse de que aun llevaba en la solapa el micrófono, se ha puesto a despotricar contra sus ayudantes por haberle puesto frente a esa mujer. Brown la ha llamado “bigoted woman”, que no significa, como puede parecer a primera vista, mujer bigotuda, sino intolerante y fanática. He escuchado varias veces las preguntas y los comentarios de la señora Gillian Duffy, que así se llama la ciudadana. Una mujer normal, jubilada, de sesenta y seis años, que no levanta la voz ni utiliza expresiones agresivas ni malsonantes. Le hace las preguntas que cualquier ciudadano responsable haría, sobre las pensiones, la deuda externa, la inmigración, los estudios de sus nietos. No se trata de una señorona pija ni adinerada, sino de una mujer sencilla, humilde, viuda, que se declara votante laborista de toda la vida. La reacción de Brown, una vez en el coche, creyéndose a salvo de curiosos, es de prepotencia, acusando a sus asesores, preguntando de quién ha sido la idea de entrevistar a esa mujer, diciendo que es un “desastre”, que es “ridículo”. Un personaje así no se merece ser Primer Ministro. Como tampoco se lo merecen otros muchos, también en nuestro país, que piensan exactamente lo mismo que Gordon Brown, pero no han tenido la desgracia—para ellos—y la suerte—para nosotros—de que los cojamos cagando. Yo he escuchado en más de una ocasión a algunos políticos tratar con desprecio a los ciudadanos y daría con gusto sus nombres, apellidos y partido al que pertenecen, pero mi palabra no tiene ningún valor y no serviría de nada. Sólo espero que los pillen como a Gordon Brown. Necesitamos desenmascarar a tanto farsante disfrazado de persona honrada. Y necesitamos a más ciudadanos como doña Gillian Duffy, sin bigote y sin pelos en la lengua.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT  8/5/2010

1 comentario:

Luis Antonio dijo...

Me identifico con la Sra.Gillian Duffy y no voto a Gordon Brown, para que aprenda a respetar a cualquier ciudadano lleve o no pelusilla...