No aprendemos. Aunque nos lo dicen bien clarito, somos tan tontos que no nos damos cuenta. Creemos en la justicia o en la Justicia, cuando los que se encargan de administrarla, los jueces, después de instruir sumarios, sentar a la gente en el banquillo, hacerla esperar meses y meses, finalmente la sentencian de mala manera. Pero son tan modestos, o tan cínicos, o confían tan poco en sus habilidades que tras llenar folios y folios de antecedentes de hecho, fundamentos de derecho, considerandos y resultandos, van y escriben con letras gordas: FALLO. Pues para ese viaje no hacen falta alforjas ni estudiar tantos años, ni oposiciones ni nada. Todos nos equivocamos, errar de vez en cuando es humano, pero es que los jueces fallan siempre; no aciertan ni una. Imaginen a Ronaldo. Coge la pelota en el centro del campo, esquiva a dos armarios del equipo contrario, le hace el túnel a otro, amaga irse a la derecha y lo hace por la izquierda, se planta solo delante del portero, dispara y falla. Si lo hace una o dos veces, no pasa nada, pero si en cada encuentro nos viene con la misma solfa, a estas horas ya estaría jugando en algún equipo de tercera regional de Madeira. Y si no les gusta el fútbol, pueden coger un ejemplo del toreo. Imaginen a El Juli haciendo virguerías con el percal y a la a la hora de la verdad, de la mala suerte suprema, falla como una escopeta de feria. En dos días se queda sin coleta y tiene que hacer cola en las oficinas del Inem, en oficios varios. Cuando fallan, ni Ronaldo ni El Juli lo van pregonando por ahí y menos dejando constancia por escrito. Pero los jueces sí, te ponen por escrito que fallan y además te refrotan por los morros eso de pronunciamos, mandamos y firmamos. Va a resultar verdad lo que contaba el ciudadano Joan Bartrina en una carta enviada a un periódico: citando a un amigo juez, argentino, éste afirmaba que su profesión "¡es macanuda: ayudás a tus amigos, jodés a tus enemigos y con el resto... hacés justicia!". A la vista de cómo está el patio de la justicia en España, con tanto caso Garzón, Gürtel, Estatut y otras mandangas, me da la sensación de que el juez argentino además de cínico, es sabio. Así lo pronuncio, mando y firmo.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 30/5/2010
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1 comentario:
Ya sabes que si a la palabra “fallo” le quitamos una ele o alternamos las vocales cambia de significado radicalmente. Un amigo mío, esotérico hasta decir basta, piensa que este tipo de palabras dicen una cosa pero esconden su verdadero significado en el culo o reverso cósmico, por lo que los que no tenemos dinero para contratar buenos abogados, dice, hemos de ir con cuidado no confluyan, en la dimensión sideral, las tres posibles palabras y el señor de las puñetas nos las aplique en la misma sentencia y por el mismo aujero.
Sigue asín maeetro…
Angel
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