“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 19 de marzo de 2010

Dar al que ya tiene

Las palabras, en boca de asnos que las utilizan sin mesura, pierden su significado y se convierten en meros adornos para embadurnar papeles o contaminar el aire con basura acústica. Justicia, solidaridad, libertad, democracia, bien común, en boca de los políticos, pasan a ser meras muletillas que se repiten machaconamente y que sólo sirven para enjaretar discursos vacuos. Las usan como los malos compositores de canciones ramplonas que suplen la falta de talento con ristras de yeah, yeah, nino, nonai, nonaino. Veamos algunos ejemplos. A un chico o una chica que termina sus estudios y entra como becario en una empresa, para justificar la explotación y la miseria de salario que le pagan, les dicen que si se esfuerzan y trabajan gratis, aprenderán y aumentará su “empleabilidad”. A los políticos, pongamos por caso a González, Aznar o Zapatero, que de simples abogados laboralistas con traje de pana, funcionarios de hacienda u oscuros actores sin frase en el Congreso, pasan a presidentes del Gobierno, cuando se retiran no se les chantajea con que ha mejorado su “empleabilidad”. Se les recompensa con un sueldo vitalicio, coche y despacho, compatible con el ejercicio de cualquier otra actividad. González y Aznar, tras su paso por la política, imparten conferencias cobrando un huevo, asesoran a grupos empresariales cobrando otro huevo, y tienen empresas que les generan un pastón. A González cuando vestía traje de pana o a Aznar cuando recaudaba impuestos, ni dios hubiera dado un duro por ellos. En lugar de pagarles un sueldo vitalicio, lo que debería hacer el Estado es cobrarles un porcentaje de sus enormes ganancias, obtenidas gracias a la formación y “empleabilidad” que les has proporcionado el Estado. ¿Qué justicia, solidaridad y democracia son esas que regalan dinero y privilegios a quienes menos lo necesitan? Cada vez que hay unas elecciones, generales o autonómicas, y se cambia de presidente, el Estado se hace cargo de un nuevo parásito. No importa que ese parásito haya sido el peor presidente de España, como dicen de Aznar los socialistas, o el más tonto de la democracia, como opinan los peperos de Zapatero, al que por cierto veo dentro de poco como Asesor mundial de alianzas de civilizaciones y Consultor europeo de talante. Con coche oficial, despacho y sueldo vitalicio.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 19/3/2010

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso es, con coche y sueldo a nuestra cuenta. De todos modos, González y Aznar sabían vivir sin política (otra cosa es que se forren tras su paso por la política), pero de Zapatero...Este último es el típico ejemplo de trepa que es incapaza de currar como todo hijo de vecino.
Muchas gracias por su artículo, porque leer hoy (perdón, ver el titular y firmante y saltar el artículo) en el Diario de Teruel a Santiago Lanzuela, Benito Ros y Yolanda Casaus en la mal llamada sección de opinión (joder, ¿por qué no propaganda?) es de traca.
A por ellos, don Evaristo.