“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

domingo, 10 de enero de 2010

No cal

No es menester, o no cal, como decimos en mi pueblo, que perdamos mucho tiempo en explicarles a los políticos qué es un impuesto, directo o indirecto, qué una fiscalidad progresiva, qué es eso de las SICAVs, de los hombres de paja—no sé si diaria o esporádica—de los testaferros y de los “mariachis”. Lo hace muy bien don José Ramón Villanueva Herrero en su tribuna del día 6 de octubre. Pero siento decirle que pierde tiempo, gasta energías y derrocha talento en una empresa destinada al fracaso. Tan absurda como pretender enseñarle a Bush hijo a deletrear ornitorrinco o a que entienda la palabra espantanublos. A los políticos, tanto los de partidos de la derecha derecha como a los de la derecha obrera española, no se les puede ir con esas menudencias. Además, aunque estuvieran de acuerdo con don José Ramón, no podrían cambiar nada. Los partidos llevan un tren de vida muy superior a sus posibilidades. Gastan mucha pasta en sus campañas de propaganda, pagando a figuras del photoshop, alquilando plazas de toros y retratándose en caja para contratar espacios televisivos y de radio que se difunden por tierra, mar y aire, que se ven obligados a pedir efectivo. ¿Y quién tiene efectivo en este país? Esos mismos; han acertado. Si un banco, una caja, un holding o una fundación con ánimo de lucro financian los caprichos, de alguna manera habrá que devolverlo. Pero como los partidos suelen ser unos manirrotos y quieren vivir por encima de sus posibilidades, recurren a préstamos para pagar los intereses de los préstamos que pidieron para pagar los intereses anteriores. Y llega un momento en que pierden la cabeza, recurren a financiaciones ilegales, a especular con el suelo, a lo que sea. No tienen ni para comprarse trajes, que se los tienen que regalar. Y entonces aparece un señor del frac y le dice al encargado de las perras: la mala noticia es que me debes mogollón de pasta, tron; la buena es que tiene solución. Negociemos. Me pones un impuesto del 1% para las Sociedades de Inversión de Capital Variable y te olvidas del Impuesto sobre Patrimonio y otras chuminadas. A cambio, mis socios y yo nos olvidamos de tu deuda. ¿Okey Mackey?
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
Enviado DdT 6/10/2009 NO PUBLICADO

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