“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 23 de octubre de 2009

El chirimbolo

Con gran dolor he leído en el Diario de Teruel del domingo, 18 de octubre, la esquela que nos comunica el fallecimiento del chirimbolo del Óvalo. Sus apenados padres, el estanquero y la estanquera del Óvalo, nos informan de la pérdida irreparable. Sabemos que nació prematuro, canijo y con malformaciones, pero teníamos esperanzas de que los avances de la ciencia pudieran sacarlo adelante. No ha podido ser, desgraciadamente. Pido a las autoridades municipales que declaren dos o tres días de luto oficial y coloquen las banderas a media asta. Lo que no les voy a pedir es que le erijan un monumento, que conociendo como se las gastan, son capaces de plantificarlo otra vez en el mismo sitio. Nos damos por satisfechos con que se celebre una ceremonia digna y lo entierren a cien metros bajo tierra. Ya nos encargaremos los turolenses de disfrazarnos de rotonda en Carnaval, Vaquillas e incluso para las Bodas de la Isa: le enjaretamos una túnica frailuna o templaria y la colocamos en primera fila del bodorrio. Sé que El Torico está muy afligido. Se ha quedado sin Rotondica. Me consta que estaba a punto de tirarle los tejos o algún adoquín de piedra basáltica de la China mandarina. Veo la foto que publica el Diario y no puedo contener las lágrimas. Está ahí solica, abandonada en medio de la calle, con su cuerpecillo de sombrero, su cuello de cisne y su cabecita redonda. Muy agraciada no era, la verdad, pero nació aquí y era nuestra. Y es precisamente a nuestros hijos y hermanos más desfavorecidos a los que debemos tener más cariño. Ella intentó desde el primer día cumplir con su cometido, ordenando el tráfico, aunque la verdad es que se le hacía menos caso que al pito de un sereno. Vergüenza debería darnos habernos reído de ella. Cierto que era pequeña y poca cosa, pero si nos parecía poca cosa, podíamos haber dado tres o cuatro vueltas alrededor para que pareciera más grande. O incluso la podíamos haber colocado levitando en medio de la calle, suspendida por un cable para no impedir el paso los autobuses repletos de turistas. El día que me ponga un bar de copas en Teruel, lo llamaré La Rotondica, en su memoria. Requiescat in pace.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
23/10/2009

1 comentario:

Pablo dijo...

Desde luego, es para llorar.
Leyendo el artículo de risa, y viendo la realidad de nuestros gobernantes y pensantes de pena.
Pero en Teruel se estila lo de obrar y después probar o pensar.
Así nos va.