Si es que uno no se puede fiar de las apariencias. Fíjense en los raperos, esos que se ponen la gorra al revés, unos pantalones y camisetas siete tallas más grandes, que colocan los dedos como si tuvieran artrosis y que bailan como si fueran presa de una colonia de pulgas. Los mismos que nos recitan versos bañados en salfumán, que beben testosterona a morro directamente de la botella. Resulta que son pura filfa. Lo dice Kim Mathers, la ex de Eminem, uno de los raperos más famosos. Eyecta la tal Kim que su ex es “inútil en la cama; no está bien dotado; o le das una pastilla azul o de lo contrario no funciona”. Por si no quedara claro, la dulce Kim escupe más adelante: “No lo soporto. Es una persona horrible. Me dan ganas de vomitar cuando oigo su nombre o está cerca”. Gracias a los testimonios de personas como la señora Mathers, objetivos, ponderados, sin dejarse llevar por la ira y el resentimiento, podremos revisar y actualizar la historia del cine, de la literatura y del espectáculo de los últimos cincuenta años. Que el Clint Eastwood se enciende una cerilla en la barba y le pega fuego a la pólvora para curarse la herida de bala en la pierna: mentira podrida. Al Gary Cooper caminando solo ante el peligro por la calle principal de Hadleyville lo tuvieron que drogar y ponerle pañales para rodar la secuencia. Los tatuajes de Rambo son de los que regalan en las bolsas de patatas fritas y el Silvester Stallone no hizo la mili. Incluso los Tigres del Norte, esos cantantes de narcocorridos, que nos hablan de las llantas de los carros repletas de hierbamala, de traiciones de hembras heridas, de gallos que disparan con la cuerno de chivo, a lo puro macho, orale, a los pinches federales en las carreteras de Sinaloa, Sonora o Michoacán, son en realidad unos gatitos inofensivos. Animo a todas las señoras que tengan a un espécimen de esos en casa, a que lo denuncien públicamente. Pueden acudir a los numerosos programas de televisión, de esos erróneamente llamados telebasura. Hábleles de tamaños, calibres, prestaciones y coeficiente de penetración aerodinámica. Verán cómo se les bajan los humos a esos trogloditas.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 20/9/2009
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