“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 20 de febrero de 2009

A tomar viento

Un partido, alternativa de poder con millones de votantes, envuelto en una trama de espionaje y corrupción. Otro partido, que gobierna gracias al voto de millones de ciudadanos y cuyo ministro de Justicia se va de caza con el juez que instruye el sumario del espionaje. Una crisis económica que ha convertido a España en una fábrica de parados. Un parlamento transformado en la casa de los aplausos al líder del respectivo partido, diga lo que diga.
No solamente hay que ser honrado, sino parecerlo. En cualquier actividad humana, la confianza es un factor fundamental. Uno deposita su dinero en el banco, con la confianza de que no se lo van a robar. Una se casa con el de la mochila azul y ojitos dormilones con la confianza de que será una buena persona. Uno acude al médico con la confianza de que sabrá aliviar los males que le atormentan. Una vota a un partido con la confianza de que sus dirigentes sean personas preparadas para gestionar lo que es de todos.
Si el banco roba, el de la mochila azul es un tirano, el médico un matasanos y el político un inepto, perdemos la confianza y nos hundimos en una depresión que no hay Prozac en el mundo que la cure ni Viagra que nos la levante.
Los tres pilares que sustentan el edificio de la democracia, legislativo, ejecutivo y judicial no son de fiar. Tienen aluminosis. Los jueces se van de safari con los ministros, los parlamentarios son la clac de su amo. Y la oposición que debería ser el chaleco salvavidas en caso de naufragio, se dedica a agujerear el casco de la nave para que se hunda antes y nos den a los ciudadanos por la retaguardia con el mastelero de popa. Sin vaselina.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DDT 20/2/2009

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