“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 11 de febrero de 2009

Las religiones

Cuesta admitirlo, lo sé. No es fácil. Reconocer que descendemos del mono y de la mona no es algo que se asuma de buen grado. De la misma manera que a papá y mamá cisne no les resulta agradable decirle al patito feo que es adoptado. Por muy ciertas que sean, hay verdades que es preferible no conocer. Por eso se inventaron las religiones. Era muy crudo admitir que la perra vida de entonces no tenía ningún significado. A los pobres jodidos y explotados, les reconfortaban las mentiras de que cuanto más canutas las pasaran en esta vida, más puntos acumulaban para la otra. Hay algún malpensado por ahí que dice que las religiones se inventaron para que los pobres no les rebanaran el cuello a los ricos. Yo no lo creo. ¡Se dicen tantas cosas! Para olvidar las penas y sinsabores de la vida, se recurre a paraísos artificiales: empinar el codo, drogas y religión. La religión es el opio del pueblo, sentenciaba Marx. ¡Qué poco tacto! Puede que el uso de la adormidera y el nacimiento de las religiones sean coetáneos, que obedezcan a la misma necesidad de evadirse de una realidad que oprime y asfixia pero no hace falta decirlo tan crudamente. Un poco de sensibilidad, por favor. No se puede atosigar así a la gente. A un niño no se le puede decir de sopetón que los Reyes Magos son los padres. Ya lo descubrirá él poco a poco, conforme vaya madurando y aprenda a leer, escribir y pensar. No matemos la imaginación y la fantasía. Edgar Allan Poe, de cuyo nacimiento se cumplen dos siglos, dijo: “Todas las religiones aparecen simplemente por fraude, miedo, codicia, imaginación y poesía”. Pues olvidemos las tres primeras y quedémonos con la imaginación y la poesía. Como el Cantar de los cantares: “Tus pechos son como dos ciervos jóvenes, mellizos de una gacela, que pastan entre los lirios”. Todo tiene cabida en este mundo, siempre que no se mezclen ni confundan las cosas. Llevamos siglos confundiéndolas. Siguiendo a la escritora Judith Hayes, se puede enseñar la “ciencia de la creación” como una alternativa a la evolución y la teoría de la cigüeña como una alternativa a la reproducción biológica. Pero para ello habría que sellar y cumplir el siguiente pacto entre caballeros y damas: “no vengas a rezar a mi escuela y yo no iré a pensar a tu iglesia”. Y a Darwin, de cuyo nacimiento también se cumplen doscientos años, le reprocho su rudeza. Si en lugar de decir que descendemos del mono hubiera dicho ¡qué monos eran nuestros antepasados!, no se habría armado tanta polémica. Cada cual lo hubiera interpretado a su manera y todos tan felices. ¡Cuesta tan poco ser amable!
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DDT 11/2/2009

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ante las decididas acciones de la humanidad y de los humanos, y los severos estudios científicos que sugieren irregularidades posibles en el estudio de la evolución tal cual Darwin preconiza, planteo, ¿no será que en vez de que el mono sea el origen del hombre (persona) sea el hombre (persona) el origen del mono? (Con perdón para todos los monos y monas).