“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 9 de febrero de 2009

Bugas, Maslow y las botas

Hay ocasiones en que no es necesario consultar los datos para acertar en el diagnóstico. El número de coches oficiales que hay en España, por ejemplo. Conociendo el patio y la forma de ser de mis paisanos los españoles, puedo prometer y prometo que tenemos uno de los mayores parques móviles del mundo. Sólo conozco a unos capaces de superarnos: los italianos. A los del sur, no solamente nos gusta tener el poder: queremos que los demás se enteren, luciendo galones en la bocamanga y gorros de plato. El buga es un distintivo que motiva de cojones. Pero no cualquier buga. Un Skoda, aunque lleve sauna y cine en “chenchurraun”, cien airbags y asientos que te acarician la riñonada, tiene menos atractivo para los mandamases que la mortadela de olivas en un banquete de boda. Farda menos que una chupa de skai. Lo que mola de verdad son los mercedes, bemetas y audis. Dan poder y estatus. Tecnología alemana a su alcance. Siempre que las perras salgan del bolsillo de la empresa o de las arcas públicas.
Un ciudadano le preguntó al presi en la tele por qué no dan ejemplo los políticos cambiando los audis por los toledo, que son del mismo fabricante y se ensamblan en España. Ese ciudadano no ha leído a Maslow. Ni a Pavlov, quien investigando con perros, descubrió qué hace babear a los humanos. Si no fuéramos como somos, es esta época de crisis, nos podríamos ahorrar un montón de pasta eliminando los bugas oficiales. Se podrían dejar algún Toledo y Opel de gañote para casos imprescindibles y utilizar los medios de transporte públicos para el resto: los taxis, por ejemplo. Para compensar el quebranto, se les regalaría a los afectados un buen calzado de Segarra. Para que siguieran poniéndose las botas.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DDT 7/2/2009

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