“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

sábado, 3 de enero de 2009

Si tuviéramos vergüenza

Si tuviéramos vergüenza, que no la tenemos, se nos atragantarían las uvas pensando que, en el breve tiempo que duran las campanadas, han muerto de hambre decenas de niños en algún lugar del mundo. Si tuviéramos vergüenza, que no la tenemos, el siete de enero, cuando tiramos a la basura las cajas vacías de los juguetes de nuestros hijos, se nos haría un nudo en la garganta pensando en que millones de niños no saben qué es un juguete. Si tuviéramos vergüenza, que no la tenemos, cada vez que en un telediario vemos imágenes de críos con las tripitas hinchadas y los ojos llenos de moscas, se nos llenarían los ojos de lágrimas y no cambiaríamos de canal para que no se nos atraganten los garbanzos. Si tuviéramos vergüenza, que no la tenemos, les diríamos a nuestros políticos que los bolígrafos y las gorras que regalan para comprarnos el voto y que no necesitamos, serían un tesoro para muchas escuelas en el mundo. Si tuviéramos vergüenza, que no la tenemos, despreciaríamos a las terelus, morancos e igartiburus, que con la excusa de hacer el ridículo por una buena causa, se llenan los bolsillos de dinero de la televisión pública, mientras millones de niños sobreviven comiendo mierda de los basureros. Si tuviéramos vergüenza, que no la tenemos, dejaríamos vacíos los estadios de fútbol, escandalizados de que con los salarios indecentes de los futbolistas de la primera división, se podría potabilizar el aguachirle con el que enferman y mueren millones de chiquillos. Si tuviéramos vergüenza, que no la tenemos, no haríamos héroes a unos descerebrados que dan vueltas a un circuito a trescientos kilómetros por hora y mantenemos en el anonimato a miles de chavalines que a diario recorren muchos kilómetros descalzos para asistir a la escuela. Si tuviéramos vergüenza, que no la tenemos, dejaríamos de comprar revistas en papel couché para enterarnos de los achaques de la duquesa de Alba, las ambiciones de Ambiciones y la nueva casa de Mar Flores, cuando con ese papel se podrían hacer millones de cuadernos para los que un cuaderno es un lujo. Si tuviéramos vergüenza, que no la tenemos, no nos gastaríamos trescientos euros en un traje de comunión de usar y tirar sabiendo que millones de niños no tienen nada que ponerse. Si tuviéramos vergüenza, que no la tenemos, no tranquilizaríamos nuestras conciencias comprando una chuminada en el rastrillo solidario organizado por la nobleza española y en el que, según Hola, “para esta ocasión tan solidaria, la reina Sofía ha elegido un elegante traje de chaqueta rojo, mientras que doña Letizia se ha decantado por un traje también de chaqueta pero en esta ocasión de color marrón que ha combinado con una falda plisada en tonos beiges. La complicidad entre las dos damas de la Familia Real española, su simpatía y, sobre todo, su solidaridad han marcado la visita”. Si tuviéramos vergüenza….
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
Suplemento especial DDT 3/1/2009

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