“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 4 de diciembre de 2008

¡A por ellos, oé, oé!

¡La que ha armado el gobierno catalán con el informe de The Economist sobre España! Y todo por decir que en Cataluña se aplica el dogmatismo lingüístico y que ha renacido la figura del cacique y cita a Jordi Pujol. También incluye en ese grupo a Manuel Chaves y Manuel Fraga, pero de esos por lo visto no se quejan los del ejecutivo catalán. He leído el informe completo de 14 páginas y me parece un trabajo riguroso, bien documentado, serio. No en vano la revista, un referente en el mundo capitalista de los negocios, vende un millón de ejemplares semanales. The Economist no es la revista Pronto ni el mundo de Ana Rosa, por mucho que éstas también vendan ejemplares como churros.
En el informe de The Economist no se dice nada nuevo que no leamos o escuchemos todos los días en periódicos, radios u otros medios en España. Así es el juego democrático, en el que se expresan las opiniones, se hacen críticas y se contrastan pareceres. Eso es sano y muestra la pluralidad existente en una sociedad como la nuestra así como el ejercicio de la libertad de expresión.
Lo que en este caso me parece desproporcionado no es que el Gobierno de la Generalitat no comparta las opiniones de The Economist. Lo realmente sorprendente es que hayan enviado una carta a la revista pidiendo que rectifiquen y que esa carta la haya presentado el Delegado del Gobierno de la Generalitat en Londres. Y que Carod-Rovira, ese gran estadista, el mismo que se fotografiaba en Israel haciendo el capullo con la corona de espinas, aproveche la ocasión para arremeter contra el gobierno central por no defender los derechos de Cataluña, lo que justifica que ellos se vean obligados a designar embajadores de la Generalitat en todo el orbe. Que se noten el seny y la rauxa. A ver si aprendemos los de la rasmia.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

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