“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 4 de diciembre de 2008

Las placas

Esto es el descojone. Nuestro Congreso se parece al camarote de los Marx, aunque con menos gente porque nuestros parlamentarios como no tienen que fichar, últimamente pasan de asistir a los sesiones y deben de ir a jugar al billar a alguno de los tugurios cercanos a la Carrera de San Jerónimo o a tomarse un caldito en Llardy, lo más finolis. Vaya morro que tienen sus señorías. Y así, mientras muchos hacen pellas, el padre Bono aprovecha para mangonear con los del PP lo de la placa a sor Maravillas. Finalmente no ha podido ser porque “los hijos de puta del partido propio” se lo han impedido. En este país nos van las placas. Aprovechamos cualquier momento para endiñarlas por cualquier motivo. Que a Ramón lo echan del curro: placa y cena para ciscarse en la parentela de jefe. Que la enfermera Margarita se jubila: reloj, placa y cena. Que se inaugura un centro de día para los abuelos: vino español, jotas y placa. Una de las placas más absurdas que mis ojos han leído es la que figura en la Calle del Carmen de Madrid, justo al lado del monumento del oso y el madroño. Dice, y cito de memoria: esta calle fue remodelada siendo alcalde de Madrid el Excmo. Señor don José María Álvarez del Manzano. ¿Y por qué no consta el nombre del albañil ecuatoriano que se jodió de frio llevando las carretillas de arena o el de los empleados del ayuntamiento que la barren todos los días? En fin, que somos tan aficionados a las placas, que hasta en las puertas de los váteres públicos nos confeccionamos las nuestras: Aquí cagó Enrique el 28 de junio de 2008, de camino a Segovia.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

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