“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 4 de diciembre de 2008

A-40

Qué pena, qué pena penita pena tan grande. Lo de la A-40. Lo que hay que oír. Somos cuatro gatos y ya estamos otra vez enzarzados. Aquí más que buscar una solución lo que se hace es aprovechar para echarse la culpa los unos a los otros. Que si nosotros ya planteamos alternativas, que si Morlán es el enterrador, que si la culpa es del Psoe. Los otros contestan que si el PP de Valencia ha puesto pegas, que si hay que cumplir las leyes y que no nos carguemos el hábitat de la cabra mochales, el pino mochuelero y el perrito faldero.
De entrada no creo que ningún político aragonés, sea del partido que sea, se oponga al progreso de Teruel. Ninguno. Lo mismo pienso de cualquier asociación empresarial, de vecinos, sindicatos o plataformas como Teruel Existe. Todos, y eso es bueno, están de acuerdo en mejorar las comunicaciones de nuestra provincia y todos están a favor de la construcción de la A-40.
El problema, sea cual sea el partido que gobierne en Aragón, lo conocemos todos: Teruel, por su escaso peso demográfico, será siempre sacrificado cuando haya que recortar gastos. Es más fácil y más rentable políticamente sacrificar a cuatro gatos de Teruel que a cinco millones de Madrid. Y si además, esos cuatro gatos nos ponemos a arañarnos entre nosotros, más fácil se lo ponemos a los que han tomado la decisión de no seguir adelante con la A-40.
Cualquiera que dé un paseo por España, por cualquiera de las autonomías, gobernadas por unos o por otros, verá las burradas urbanísticas que se han cometido. Nos hemos cargado el litoral, hemos permitido que poceros malos y mafiosos marbellíes convirtieran el territorio en zurullos de cemento, pasándose las leyes y el respeto al medio ambiente por el arco del triunfo. Por lo visto en otros sitios no había ni águilas, ni ardachos ni sapos pintojos que proteger. Sólo en Teruel. Está bien que se cuide el medio, está bien que se busquen soluciones que sean lo menos agresivas posible con la naturaleza. Pero que no se tarde cinco años en dar una respuesta. Para ese viaje no nos hacían falta alforjas.
Hoy leo en el Diario de Teruel que el presidente “Iglesias compromete soluciones para la A-40”. Esperemos unos días para ver qué soluciones propone junto con los agentes sociales. Dejémonos de monsergas partidistas y vayamos juntos los cuatro gatos que somos. Ningún turolense quiere que su provincia sea solamente una reserva de huellas de dinosaurio, águilas perdiceras y cementerios abandonados. Que no nos obliguen a repetir la historia de los hijos del Marcelino y la Miguela que se fueron a la emigración. El “guntentajen, aufidersen y chuligo” que lo aprendan nuestros hijos en las escuelas de idiomas de la provincia o con las becas Erasmus. Los necesitamos aquí. No jodamos la marrana una vez más.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

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