“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 27 de noviembre de 2008

Triste

Excelente presentación de Alfonso Casas. Excelente conferencia de Gervasio Sánchez. Cuatro gatos en la sala. Triste. Lugar: Museo Provincial. Hora: ocho de la tarde. Día: 24 de junio. Ni siquiera jugaban los del Sabio de Hortaleza. Y aun así, cuatro gatos en la sala. Triste.
Gervasio es un fotógrafo que ha recorrido el mundo en guerra. Afganistán, Angola, Sierra Leona, Bosnia. Un mundo que es una mierda. Triste. Mucha alianza de civilizaciones, mucha ayuda al desarrollo y mucha polla en vinagre, pero cada año España vende más armas. Estamos en el grupo de cabeza de la liga mundial de vendedores de armamento. Los octavos. Triste. Lo dice Gervasio y me lo creo. Es un buen tipo. Desde Suárez hasta Zapatero, todos han alimentado al monstruo de la muerte. Triste. Y Clinton y Gore, que ahora van de buenos, se forran dando conferencias que hablan de paz y de sostenibilidad y de que nos estamos cargando el planeta; pero cuando estaban en el poder y podían hacer algo, no hicieron nada. Triste. A Clinton le iban más las felaciones internacionales que otra cosa. Yo, a nuestros políticos, les pondría todos los días, mientras se desayunan, las fotos de Gervasio. Esas de brazos y piernas amputados. Y de los niños que no podrán contar con los dedos porque se los volaron con una mina mariposa, la de colorines. Triste.
En medio de tanta palabrería vacua, de tanto rebuzno mediático, de tanto ignorante metido a gobernante, escuchar a Gervasio Sánchez y ver sus fotografías, puede saber a agua fresca de Bronchales en plena canícula o a patada en los huevos de la conciencia. Por su honradez, por su compromiso, por su rigor. Gervasio llama a las cosas por su nombre, al pan, pan y a la caca, mierda; llama indecente a un gobernante, sea negro, blanco, del norte o del sur, si cree que lo es. No entiende cómo se puede horrorizar una vicepresidenta del gobierno por hacerse una foto con un pequeño empresario chufero nigeriano y sus tres mujeres, y no decir ni mu cuando nos visita un rey Abdullah o como se llame y su harén o Gaddafi y sus once mil vírgenes. Triste.
Otrosí: lean el libro de relatos Los peces de la amargura, de Fernando Aramburu. Triste.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

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