En otros países, al menda que se arroja al vacío desde una ventana, se tira de cabeza a una piscina sin agua o arrima la taleguilla para que un toro la ensarte como un palillo a una oliva, si sobrevive, lo llevan al hospital más cercano para que en el departamento de Psiquiatría le administren tranquilizantes, asista a clases de psicoterapia y recobre la ilusión de vivir. Aquí no. Aquí, al de la taleguilla, lo sacamos a hombros y lo llamamos maestro. Un tío que día sí y día también está en la enfermería de una plaza de toros para que le cosan los sietes del cuerpo, lo que menos necesita es que unos aprovechados le azucen hasta verlo muerto. A José Tomás, los aficionados a las tapas de criadillas y al mondongo le están cavando la fosa. Deberían castigarlos por incitar al suicidio o como mínimo ponerlos brazos en cruz, sosteniendo la colección completa del Cossío.
Claro que no sólo en España somos raros. A los que también deberían darle su merecido es a los cabestros que han redactado las normas para asistir al jolgorio de los caballos en Ascot. Según nos informa el Diario de Teruel del día 18, se obligará a todas las mujeres que asistan a las carreras a llevar bragas. No explica si es para no distraer a los caballos o por otros motivos; tampoco se informa de quienes serán los encargados o encargadas de comprobar el cumplimiento de la norma. ¿Pondrán a la entrada del recinto una rejilla con aire que levante las faldas, como en la famosa foto de Marilyn Monroe? A ver si me entero y se lo cuento. Me pondré al día en asuntos de protocolo; aunque en este caso sería mejor llamarlo protuculo.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
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