“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 27 de noviembre de 2008

Se me hace la boca agua

“No es un trasvase y no habrá jurista sensato que pueda afirmar lo contrario". Esto no lo digo yo, lo dice nuestro presidente, Marcelino Iglesias. Yo no sé si es un trasvase o no. Lo que sí sé es que Marcelino Iglesias no es un jurista, ni de reconocido prestigio ni del otro. También sé que la DGA ha encargado dos estudios para saber si las aguas que se llevarán a Barcelona son galgos o podencos y que hasta la fecha no se conoce el dictamen de los juristas. Ser presidente no te convierte en experto en nada; lo que no se adquiere con horas de estudio y codos, que nadie pretenda obtenerlo por los votos. ¿Por qué entonces, el presidente se ha metido en camisas de once varas? Si tiene la seguridad de que no es un trasvase, ¿por qué gasta tiempo y recursos en estudios? Y si no está seguro ¿por qué se aventura en afirmar que no es un trasvase? En el Arte de la Prudencia, nuestro paisano Gracián sentencia que “La espera prudente sazona los aciertos y madura los secretos pensamientos”. Nunca me ha gustado que desde la política se presione a los que necesitan tranquilidad para desempeñar su trabajo. El presidente, con su juicio, ya los ha sentenciado: si emiten un dictamen contrario a la tesis oficial, los expertos serán calificados de insensatos. Sólo se me ocurre otra posibilidad: que el presidente ya tenga los resultados de los estudios y que no los haya hecho públicos. Pero esa posibilidad no la quiero ni contemplar por lo que supondría de ninguneo a los ciudadanos.
Por otra parte, me sorprenden ciertas coincidencias. En la tribuna libre del pasado día 28 de abril, firmada por la diputada Yolanda Casaus, que tampoco es jurista, se nos alecciona en la misma dirección y curiosamente poniendo el mismo ejemplo que Marcelino Iglesias en el Parlamento aragonés el día 29, salvo que Yolanda trasvasa (pasar algo de un vaso a otro) cerveza y Marcelino agua. En esta curiosa reformulación de la Ley de conservación de la materia, se nos dice que si hay una cantidad de líquido determinada, por mucho que se pase de un vaso a otro, no aumenta ni disminuye la cantidad total. Yo les voy a poner otro ejemplo que no me deja en buen lugar. Soy por naturaleza goloso y zampón y acostumbraba a comer pasteles con una ex novia, que no es de naturaleza glotona ni zampona. En la pastelería comprábamos un pastel para cada uno. Yo me comía el mío y la mitad del suyo. La cantidad total de pasteles, ni aumentaba ni disminuía pero lo cierto es que yo me zampaba uno y medio y mi ex novia, medio. Y si no les sirve ese ejemplo, tengo otro: si mi amigo Angel se bebe un cubata y yo 79, no se puede decir que nos bebemos una media de cuarenta cada uno ni que los dos somos unos borrachos. Lo que a uno se le da, a otro se le quita, Santa Rita. El que multiplicaba los peces y los panes, ya no está entre nosotros.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

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