El perro y la perra son el mejor amigo y amiga del hombre y de la mujer. Para que vean que puedo ser políticamente correcto antes de ponerme hecho un basilisco, Basiliso u obelisco. Que una niña de diez años, María, escriba al Diario de Teruel (30 de abril) para “invitar a las personas que tengan perros a que lleven su bolsa para recogerles las cacas y así tener un Teruel más limpio”, merecería como mínimo que se le hiciera caso. A María no le hace ninguna gracia pisar una mierda de perro. Y a mí tampoco. Pero lo más probable es que una persona que permite que su perro siembre las aceras de zurullos, no se dé por aludida si la critican en un periódico y menos si se hace de manera tan educada como lo hace María. Así que le echaré una mano a María y a los perros, porque los niños y los canes son mis amigos. Rara vez me fallan. Voy a pedirles a las autoridades municipales que escuchen la justa reclamación de María. Que lo mismo que tienen a unos funcionarios “apatrullando la ciudad” para que no se aparquen los coches en zonas prohibidas, que destinen personal y medios para que las aceras no se conviertan en campos de mierdas de perro antipersonas. Hasta aquí puedes leer, María.
A vosotros, dueños y dueñas que no recogéis las cacas de vuestros perros y perras: SOIS UNOS GUARROS Y UNAS GUARRAS. Y a vosotros perros y perras del mundo que tenéis a semejantes dueños: CAGAOS ENCIMA DE LA REVISTA FAVORITA DE LA SEÑORA O DEL MARCA DEL SEÑOR, O AL REVÉS. Si no les hace rectificar su conducta, al menos que se fastidien. Como nos fastidian a María y a mí. He escrito fastidiar en lugar de otra palabra menos correcta que se merecen esos “desechos” de virtudes porque sé que a pesar de mi advertencia, María ha seguido leyendo. Los niños son muy curiosos. Afortunadamente.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
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