En toda esta historia de la obras de arte de la Franja, se han oído opiniones de todo tipo. La más razonable, a mi entender, es que si las partes no se ponen de acuerdo, sean los tribunales los que decidan. Ya hay varias resoluciones de la jurisdicción eclesiástica que dan la razón a Aragón, pero los políticos y las instituciones catalanas están en su derecho de proseguir la vía legal hasta agotar todas las posibilidades. En un Estado de Derecho, esas son las reglas. Lo que no tiene explicación, es la provocación. La prudencia que se supone en todo político y la buena fe que se supone en todo eclesiástico, aconsejarían tanto a la Generalitat como a la Iglesia catalana no proceder de forma unilateral a la exhibición de las obras objeto de litigio en el Museo Diocesano y Comarcal de Lérida. La única explicación que le encuentro a esta actitud de las autoridades catalanas es que tienen una visión ultranacionalista y ponen por encima de la ley, de la prudencia y de la buena fe, esa devoción a algo tan abstracto que está por encima de todo: la Nación catalana. Por encima de la Justicia y de Dios, está Cataluña y en su nombre se puede mentir, ignorar las leyes, las sentencias y la madre que las parió. La actuación de las autoridades catalanas recuerda más a las prácticas de la Cosa Nostra que a la defensa de los intereses de a Casa Nostra. Ni llei, ni justicia ni hosties: Catalunya.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
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