En el PP han tocado a rebato. Se acercan las elecciones y hay que poner en marcha el mecanismo que hace crecer la nariz de Pinocho. Lean las colaboraciones de don Manuel Blasco y de doña Blanca Solans, publicadas en la sección de opinión de este Diario, el pasado lunes. Del escrito de don Manuel, hablaré otro día. Hoy le toca al de doña Blanca. Yo entiendo que un militante de un partido defienda a sus líderes. Entiendo que una candidata a senadora por el PP haga méritos ante sus jefes para demostrarles que su inclusión en las listas fue acertada. Debe ganarse la vida como sea y garantizar su salario en los próximos cuatro años. Todo eso lo entiendo. Pero hágalo bien, doña Blanca. No recurra a discursos hueros ni a obviedades. Que en un mitin del PP la gente aplauda, es como decir que el agua del rio estaba mojada. Mire, doña Blanca, a los mítines van los convencidos. Eso pasa en el PP y en cualquier otro partido. Y representan una parte muy pequeña de la población. Así que no nos cuente que los vallisoletanos esto y lo otro. La mayoría de los vallisoletanos se quedaron en sus casas; Rajoy y Pizarro les traen sin cuidado. ¿Qué es eso de colas interminables? No recurra usted a frases grandilocuentes que de tan exageradas pierden cualquier viso de credibilidad. Lo de “filas interminables”, vítores ensordecedores y fervorosa multitud son expresiones tan desgastadas que han perdido su significado. Me recuerdan otros tiempos. ¿Se acuerda de la pertinaz sequía? ¿Y de la pérfida Albión? En su texto, un panegírico chungo a Pizarro y a Rajoy, no hay ni una sola idea, ni un solo mensaje que pueda orientar a los indecisos. Usted asiste a un mitin y para saber lo que allí se dijo nos remite a los periódicos. “Apañaos” estamos. Imaginemos una situación que yo no deseo: que la eligen a usted senadora. Asiste a una sesión del Senado y a la salida un periodista le pregunta: ¿nos puede resumir, senadora, las intervenciones de su grupo? Y usted le contesta: estaban todos muy guapos, nuestro portavoz es un “hombre del pueblo, directo, natural y rápido en sus reacciones”. Para decir eso, más vale que se quede en casa. Y para decirnos que en Valladolid “diversos son los mensajes que pudieron desprenderse”, también. Un consejo: no le pida ayuda a su compañero de partido y de lista, Manuel Blasco. Su tribuna del lunes merece un lugar destacado en la Antología del esperpento.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
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