“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 27 de noviembre de 2008

La oveja Dolly

La carta al Director de doña Nieves Jiménez, publicado en el Diario de Teruel del lunes 31 de marzo, es como esas malas películas que te van contando milongas, te confunden y uno se pregunta, a ver cómo termina esto, qué moto me quieren vender. Finalmente te lo sueltan y te dan ganas de ciscarte en toda la parentela del guionista, el director, el ayudante de efectos especiales y la suegra del productor ejecutivo. Si el símil con el cine no les convence, les pondré el del vendedor de enciclopedias a domicilio, especie en vías de extinción, que te saludaba, te preguntaba por el tiempo, acariciaba al perro y al niño para después de media hora de charla, endiñarte los doce tomos de “Cría y educación de la oveja rasa aragonesa”, pagaderos en cómodos plazos y con la garantía del Pastor de Andorra; y como detalle exclusivo de promoción, te obsequiaba con una foto en color de la oveja Dolly en pelotas.
Con el título de “Estrategias de supervivencia”, Doña Nieves analiza el fenómeno de la prostitución con el que se puede coincidir o no, pero es su opinión y está en su perfecto derecho de manifestarla. Ahora, lo que realmente no tiene ni pies ni cabeza es la conclusión a la que llega y la pregunta que lanza a los hombres: “¿No saben que algún día tendrán que dar cuentas a Dios-Padre, de la fidelidad a la que se comprometieron con sus esposas?” Quizás sin pretenderlo, doña Nieves da por hecho que los puteros son todos casados y creyentes. Toda su argumentación previa, de la dignidad de la persona, de la esclavitud, de la falta de respeto, etc., se va al traste con esa conclusión. Según sus tesis, los solteros, como no tienen obligación de fidelidad, podrían sacarse el carné de socio vip de los puticlubs. Y a los no creyentes, lo de rendir cuentas a Dios-Padre, les producirá el mismo efecto que si a mí me cuentan que Papa Noel me dejará sin regalos si me porto mal. Doña Nieves, no mezcle churras con merinas, ni a Dios con las hetairas.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

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