“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 27 de noviembre de 2008

Con capa y espada

Con cierta frecuencia leemos en el Diario de Teruel, cartas al director de personas desconocidas que viven en otras provincias y que nos cuentan historias que nada tienen que ver con Teruel. La mayoría de las veces tratan sobre asuntos de familia y religión, y sus opiniones coinciden con el sector más intransigente de la Iglesia católica. Este hecho me llamó la atención hace tiempo y desde entonces intento, dentro de mis posibilidades, averiguar quiénes son estos desconocidos que tanto interés tienen por difundir en Teruel unos mensajes tan carcas. Pero como no me gusta hablar en general, iré al concreto con un ejemplo reciente.
El sábado 5 de julio, firma don José Javier Solabre, de Pamplona, una carta titulada Consejo Escolar del Estado, apóstata. En ella pone como chupa de dómine a los gobernantes; y no lo hace con un estilo fino y elegante, sino a hostia limpia, con regüeldos y pedos dialécticos. A los que creen que la clase de religión no debe tener carácter lectivo en la escuela, los llama “herederos de los que quemaron iglesias y mataron curas”. Cuando se lee una carta tan mal escrita, porque está mal escrita de cojones, y con la misma delicadeza con la que un cocodrilo engulle un cacho de carne, uno concluye: un pobre ignorante cabreado que se desahoga. Pero inmediatamente se descarta esa idea. Un pobre ignorante de Pamplona no envía una carta al Diario de Teruel; en todo caso lo haría a su periódico local. Una rápida consulta en la red aclara el misterio. Don José Javier Solabre no es un pobre ignorante. Es un abogado de Pamplona que tiene un blog en internet. Entren y lean. Además, fue candidato a Defensor del Pueblo en su comunidad, Navarra. Pero el dato más revelador es que José Javier Solabre es Vicepresidente de Concapa Navarra, la federación católica de padres de alumnos.
Ya ven. Mucho abogar por una educación católica y arremeter contra la enseñanza laica y resulta que los corderitos que ponen el grito en el cielo por la ausencia de “sus valores” en nuestra escuela, son en realidad unos lobos insultones y mentirosos. Yo no he oído a ningún gobernante-de esos que tanto critica don José Javier- llamar a los católicos actuales, herederos de los cardenales franquistas que bendecían los fusilamientos de rojos, masones y otros “enemigos de España”. Si la enseñanza de la religión produce los comportamientos que exhibe el vicepresidente de Concapa Navarra, no parece que anden errados los gobernantes que quieren cambiar las cosas en nuestra escuela. Y un último dato: ninguno de mis antepasados quemó iglesias ni mató a curas. ¡Valiente discurso cristiano el de don José Javier!
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

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