Quiero felicitar al periodista de Diario de Teruel Miguel Ángel Artigas por el artículo y la entrevista a Julio Llamazares con motivo de la presentación del libro del escritor leonés El viaje de mi padre en el Museo de Teruel. De todos los artículos que he leído en la prensa, tanto de Aragón como de otros lugares, Miguel Ángel Artigas es el único periodista que se atiene a los hechos, no se inventa cifras ni nombres de pueblos ni tampoco visitas a museos que no se han inaugurado. Otros sí lo hacen. Un periódico de Madrid publica una foto de objetos de la guerra y dice que están en el Museo de la Guerra Civil de Teruel, museo que todavía no ha abierto sus puertas. Donde realmente están esas piezas es en el Centro de Interpretación de la Batalla del Alfambra, en Villarquemado. Otro periódico, aragonés, llama a mi pueblo “Villarquemada” en lugar de Villarquemado y a la Batalla del Alfambra, “Batalla de la Alfambra”. También se equivocan cuando escriben que “en los Pozos de Caudé, donde la asociación de memoria histórica local estima que se arrojaron más de 400 cadáveres de personas asesinadas por el franquismo, según su presidente, Francisco Sánchez”. Todos sabemos, y Francisco Sánchez el primero, que los muertos en los Pozos de Caudé pasan de 1 000. El periódico madrileño, ante mis quejas, rectificó los datos erróneos y me pidió disculpas. El aragonés sigue sin corregir las equivocaciones. Para agravar más más el asunto, se nos dijo en la charla del Museo Provincial que un grupo de periodistas habían acompañado a Llamazares en la vista de los lugares que aparecen en el libro. Tenían las fuentes delante de sus narices y fueron incapaces de copiar correctamente el nombre del pueblo y del museo que visitaban o la cifra de muertos que figuran en la placa de los Pozos de Caudé. Este proceder destroza la credibilidad de los periódicos y de los periodistas. Si son incapaces de plasmar correctamente lo que tienen delante de las narices, imaginen el resultado cuando escriben de asuntos que tienen a miles de kilómetros. Menos mal que periodistas como Miguel Ángel Artigas nos permiten pensar que no todo está perdido.
Evaristo Torres Olivas
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