“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 23 de diciembre de 2024

Campana sobre campana

 El pasado día 18 asistí a una mesa redonda organizada por el Instituto de Estudios Turolenses. Cinco mujeres jóvenes y brillantes nos hablaron de creatividad e intercreatividad, de cultura en y desde Teruel. Lo disfruté mucho. El problema vino después cuando me dirigí al parking para recoger el coche y volver a mi pueblo. Al pasar por las tiendas me invadieron los carteles en inglés y me ensordecieron los altavoces en las puertas de las tiendas con canciones de Navidad en el mismo idioma: Jingle bells, jingle bells, We wish you a merry Christmas and a happy New Year. Como si en nuestro repertorio no tuviéramos canciones mejores de toda la vida y en español: Hacia Belén va una burra, rin, rin, yo me remendaba yo me remendé, yo me eché un remiendo, yo me lo quité, cargada de chocolate. ¿Y qué me dicen del burrito sabanero, de los peces en el río o de Antón Pirulero? Todo eso se ha perdido y hemos sido invadidos por un monigote colorado, ho ho ho, con insuficiencia renal (los renos no aparecen por ninguna parte). Pero no solamente eso, sino que nuestra música se ve asaltada por el hip hop, el “breakdance”, los DJ que antes se llamaban pinchadiscos y toda una caterva de importaciones de los yanquis. Estamos hartos del viejo barbudo con gorro colorado, del Halloween, del Black Friday y de tantas otras memeces que nos han metido por todas partes para que nos gastemos el dinero en cosas que no necesitamos. El Ayuntamiento, el IES y todas las instituciones turolenses deberían prohibir poner nombres en inglés a las tiendas y a sus ofertas, multar con cien euros las canciones en inglés y retirarles las subvenciones a los DJ. Arre borriquito, arre, burro, arre, anda más deprisa que llegamos tarde. ¡Felices Fiestas a todos los lectores!

Evaristo Torres Olivas


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes razón

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo Evaristo. Yo incluso subiría el importe de las multas.

Anónimo dijo...

Ye has dejado lo que a mí más me disgusta. Son los anuncios de colonia que por alguna razón se tienen que publicitar en francés. A veces pienso si en francés la colonia huele mejor.