“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 10 de julio de 2024

Sublime, Jordi Lamine lamina a Francia

Cualquier manual de periodismo recomienda evitar la exageración, la adjetivación excesiva, y la falta de objetividad.  En resumen, eludir que el periodismo se parezca a la publicidad, la manipulación y la propaganda. Todo lo contrario de lo que hace el llamado periodismo deportivo. Si España gana a Francia en un partido de fútbol, no se puede titular que España mata, destroza o aniquila a los franceses. El Diario de Teruel publica hoy una crónica de la Agencia EFE sobre el partido en el que el equipo español venció al de nuestros vecinos galos. Aparece una foto del jugador Lamine Yamal y el siguiente texto en enormes letras mayúsculas: EL MUNDO ES SUYO. En el subtítulo siguen con la exageración y nos dicen que “es el mariscal de España”. Ya en el texto insisten en la hipérbole y califican al jugador de “sublime, descomunal, excelso, el culpable de la supervivencia de España en la Eurocopa. Fue un martillo pilón desde el principio del partido”.  Prosiguen y nos cuentan que Yamal envió un centro envenenado marca de la casa”. Lo mejor del artículo llega a continuación cuando nos habla de la “parábola celestial” del futbolista: “Con un descaro insultante, se acercó hasta la media luna, quebró a la defensa francesa con su cada vez más clásico y más indetectable giro de cadera, y mandó a la escuadra de Maignan un zurdazo exquisito que quitó las telarañas de la portería gala”. Termina el panfleto con unas palabras que nos hacen brotar las lágrimas: “La Eurocopa será la que eleve al trono a un muchacho catalán”. Hay que reconocerle al autor su esfuerzo en consultar los datos y las fuentes fiables, y en su artículo no omite que es un “adolescente, catalán y español de madre guineana y padre marroquí”. Lástima que no se haya titulado la crónica como “Lamine lamina a Francia”. Creo que a Puigdemont no le hará mucha gracia que al joven futbolista lo describan como catalán y español. Mucho mejor le parecerá “catalán, guineano y marroquí”. Jordi Oriol Lamine es su nombre completo.

Evaristo Torres Olivas

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