“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 15 de julio de 2024

Ababoles

Si hay un ababol en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados. He querido parafrasear las palabras de un conocido dicho y he cambiado la palabra idiota por ababol. En mi pueblo, a la persona distraída, simple, abobada, además de ababol también se la llama “zanorio” o zahanorio. Votamos una y otra vez a personas escasamente preparadas y sin experiencia para ocupar puestos de los que dependen la calidad de la justicia, la sanidad, la educación, las obras públicas, etc. Votamos a políticos que insultan, que mienten, que prometen y no cumplen, que difunden textos que firman y no son los autores porque carecen de conocimientos y porque en una frase de siete palabras comenten ocho faltas de ortografía. Nos dan gato por liebre. Caso aparte merecen los políticos que además de ababoles son corruptos y ladrones. La lista es interminable. Por una parte, como como no saben, se rodean de asesores a cargo del erario y por otra, dada su afición a coleccionar dinero ajeno, meten mano en la saca y se compran pisos, coches y veranean en islas de ensueño. Y una vez que acostumbran a ese nivel de vida, no se van ni con rasqueta. Se pegan el trasero con Loctite al escaño o al sillón del ayuntamiento, la comarca, la diputación con tal de seguir cobrando varias veces más que en su trabajo antes de la política, si es que lo tienen. El ababol jefe se rodea de gente más ababol que él para que no le hagan sombra. Y los ababoles más ababoles adulan al ababol jefe que los mantiene en las listas elección tras elección. Reconocer a un “zanorio” es sencillo: repite una y otra vez una docena de frases hechas y expresiones que nada significan: recursos endógenos, como no puede ser de otra manera, poner en valor, trabajaremos con transparencia, con cercanía y con eficacia, echaremos a los fascistas que nos llaman amigos de los terroristas, impediremos que gobiernen los comunistas bolivarianos, en España no tenemos inflación sino reacomodamiento de precios, aprovecharemos las sinergias y racionalizaremos el gasto… Palabras y expresiones que no saben qué significan, pero que sus asesores les obligan a repetir como loros si quieren seguir en el puesto. En definitiva, que somos unos ababoles si votamos a esos “zanorios”.

Evaristo Torres Olivas

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