En el PSOE de Teruel, no se sabe bien ni quién ni cómo,
habían elegido a Ignacio Urquizu para número uno en la lista para el Congreso y
a Herminio Sancho para el Senado. En Madrid, no se sabe bien quién ni cómo, les
han dicho que Urquizu fuera y Sancho al Congreso. En Zaragoza, no se sabe bien
quién ni por qué, no querían a Pilar Alegría de número uno al Congreso, y en
Madrid, no se sabe bien ni quién ni como, les han dicho que Pilar Alegría va de
número uno. ¿Cómo funciona la democracia en el PSOE? Mayte Pérez, la secretaria
general del PSOE de Teruel lo explica muy bien y con todo detalle (permítanme
la ironía): “Se hace mediante un proceso de participación que había que confrontar
con quien tiene la capacidad de decisión y de elaborar las listas”. ¿En qué
consiste el proceso de participación? ¿Quién tiene la capacidad de decisión y
de elaborar las listas? Yo se lo explico con sencillez: en el PSOE no existe la
democracia. Funciona igual que el ejército, donde manda capitán no manda
marinero. Los sistemas jerárquicos como el ejército o el PSOE son así. Con el
superior, que así se llama, no hay discusión posible ni razonamiento: se hace
lo que él dice y a callar. Es el ordeno y mando. Mayte Pérez ordena y manda,
hace lo que quiere en Teruel siempre que se lo permita Lambán en Zaragoza y Lambán
procede a su antojo en Aragón siempre que lo permita Sánchez en Madrid. ¡Ar! El
ejército, no obstante, tiene una ventaja sobre los partidos políticos: los
cargos, los grados, se consiguen por antigüedad y méritos tras salir de la Academia.
En los partidos, ni academia ni leches; tampoco méritos. Funciona única y
exclusivamente el dedo. En el ejército, personajes como Herminio Sancho, Mayte Pérez,
Manuel Blasco, Carmen Pobo y otros muchos no pasarían de soldado raso o de
suboficial chusquero, pero en la política han alcanzado la categoría de
oficiales y mandos sin aportar ningún mérito ni haber pasado por ninguna
academia.
Evaristo Torres Olivas
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